10 de junio de 2009

Cuando voy a Misa en una parroquia de Madrid... (nostalgias de la liturgia africana)

Por
(JCR) periodistasdigital. Desde que llegué a España hace año y medio después haber trabajado 20 años en Uganda cada vez que voy a misa no puedo evitar...

...comparar lo que supone esta actividad litúrgica aquí y allí. Les presento algunas de las conclusiones a las que he llegado, siendo consciente de que en España hay miles de parroquias y que no en todas se encuentra uno con la misma situación ni aquí ni allí. Mi conocimiento, lógicamente es limitado y es posible que algunas de las cosas que digo a continuación no valga para todos los casos. En cualquier caso, creo que comparar no es odioso ni mucho menos y suele ayudar a entender muchas cosas.
1. Cuando voy a misa en una parroquia de Madrid no tengo que llegar al menos 20 minutos antes para conseguir un sitio donde sentarme. En muchos lugares de África, sí hay que hacerlo, de lo contrario uno ya sabe que le tocará estar todo el acto de pie o sentado en el suelo.
2. Cuando voy a misa en una parroquia de Madrid me sorprende ver cómo la gente se suele sentar lo más lejos posible de sus vecinos, hasta el punto de que en muchos casos la proporción es de una persona por banco. En África la gente va a misa a sentarse juntos y apretados al lado de otras personas, porque el gusto por estar juntos y lo más cerca posible unos de otros forma parte de la liturgia.
3. Cuando voy a misa en una parroquia de Madrid y nuestro niño llora toda la gente vuelve la cabeza. Cuando esto sucede mi mujer y yo solemos mirar a nuestro alrededor y descubrimos pronto la razón de esta extrañeza: en la mayor parte de los casos somos los únicos que acuden con un niño pequeño. En África nadie se extraña porque las iglesias suelen estar hasta arriba de una multitud de bebés y chiquillos de todos los tamaños que alaban a Dios con sus lloriqueos que se funden con los cantos. Si se pone muy pesado, la madre se saca la teta y calma a chaval lo mejor que puede. Para ver a los niños no hay que girar la cabeza porque la mayor parte de ellos suelen estar sentados alrededor del altar.
4. Cuando voy a misa en una parroquia de Madrid nos suelen despachar en un tiempo máximo de 40 minutos, y a veces ni eso. En África las Eucaristías dominicales suelen durar un mínimo de dos horas porque la gente no tiene prisa y parece que disfruta de ese tiempo, sobre todo cuando canta animada por un coro que –por muy humilde que sea el lugar al que vamos- suele prepararse a conciencia y animar el canto realmente bien. En Madrid cada vez veo menos coros en las iglesias.
5. Cuando voy a misa en una parroquia de Madrid la mayoría de los asistentes suelen ser bastante mayores. Al principio, mi mujer ugandesa me ponía en un aprieto cuando, tras mirar alrededor con una cierta extrañeza, me preguntaba: “¿A qué hora vienen aquí los jóvenes a misa?” En África las iglesias están a rebosar de jóvenes. Primero, porque la mitad de la población tiene menos de 16 años, y segundo porque los jóvenes encuentran que la Iglesia responde a sus verdaderos problemas.
6. En África muchos de los que acuden a misa los domingos no son católicos, ni siquiera cristianos. Por aquí, si las estadísticas que la misma Iglesia publica son ciertas, la mayoría de los católicos no van a misa.
7. Cuando voy a misa en una parroquia de Madrid me doy cuenta de que la mayor parte de la gente sale de estampida en cuanto el cura da la última bendición y en menos de un minuto el lugar se ha quedado vacío. En África cuando la gente sale de la iglesia está un buen rato saludando a los demás y charlando, como si les costara separarse de ellos.
8. Cuando voy a misa en una parroquia de Madrid todo el mundo está muy quietecito. En África la gente baila y da palmas, alabando al Señor con todo su ser, incluido el cuerpo. Durante la visita de Juan Pablo II a Uganda en 1993 recuerdo, al menos en un par de ocasiones, haberle oído improvisar unas palabras en las que alababa a los cristianos africanos por hacer uso de la danza durante la misa. Por cierto, no sé si recuerdan que en una de sus vistas a España al final de una misa pronunció estas palabras: “Santa Teresa dice que el que canta reza dos veces, pero yo tengo una cuestión para los teólogos: ¿Cuántas veces reza el que baila?” Estoy seguro de que los cristianos de África saben la respuesta.
9. Cuando voy a misa en una parroquia de Madrid el momento del ofertorio se despacha con un par de personas que pasan un cestillo a toda prisa. En África la gente acude en procesión al altar a entregar su ofrenda, que puede ser dinero, unas mazorcas de maíz, mandioca o un par de huevos. Caminan sin prisa, cantando y bailando. Lo mismo ocurre durante el momento de la paz, en el que la gente sale de su asiento y se toma su tiempo para saludar a los demás mientras cantan alegres.
10. Cuando voy a misa en una parroquia de Madrid mi mujer y yo estamos deseando volver a África para poder ir a misa allí. Cuando estaba en África la verdad es que no recuerdo ninguna ocasión en que haya sentido ninguna nostalgia por ir a misa en Madrid. Si no entiende por qué, le aconsejo que vuelva a leer empezando por el número uno.

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