¿QUÉ MUNDO? ...Y TAMBIÉN, ¿QUÉ GENTE? Y ¿QUÉ ASUNTOS?A Jesús lo mataron por creer que otro mundo era posible, que otra vida mejor estaba al alcance;por insistir en la dignidad de todos y todas, por invitar a vivir de una manera nueva; por anunciar una realidad justa para todas las personas, teniendo preferencia por aquellas a quienes la construcción social del momento les había dejado menos oportunidades.Jesús no se quedó haciendo el bien a su gente más cercana simplemente. Esa “otra manera de vivir” la quería y la soñaba para el mundo entero. Su Reino traía el bien común; no se afilió a ningún partido político pero se ocupó de los asuntos públicos, de los asuntos de las personas concretas que encontró a su paso.
Su mensaje desestructuraba el orden establecido y sacaba a la persona de la asfixia ofreciendo una alternativa integradora y liberadora.
¡Que nuestro corazón se ensanche y nuestros asuntos sean hacer realidad ese “otro mundo posible” para toda la gran familia universal!
¿QUÉ MIRADA? ...Y TAMBIÉN, ¿A QUIÉNES MIRA?
Jesús resultó incómodo por dirigir su mirada hacia quienes estaban fuera de los márgenes convenidos y por cometer la locura de ponerlos en el centro de interés. Mirar a las personas “invisibilizadas” trastoca el orden existente, porque les renueva en su dignidad, les devuelve su propio poder y esto pone en peligro el “status quo” previamente establecido.
Su vida transparentaba a ese “Papá” que dirige su mirada hacia la niña más pequeña y se agacha para jugar con ella y alzarla sobre sus ojos. Eso ponía en evidencia a quienes vendían y hacían negocio con un dios que sólo miraba y se sentaba con el poder, perpetuando así aquel orden estrecho, injusto y excluyente.
Pues con fe le pedimos: “¡Señor que vea!”...Que nuestra mirada devuelva dignidad y, ¡que se atreva con lo oscuro!
SÍ, OTRO MUNDO ES POSIBLE. …Y TAMBIÉN, UNA MIRADA NUEVA Y UNA VIDA PLENA.
No hay estructura psíquica, ni física, ni social que se pueda resistir a semejante potencial transformador tan vivificante que rompe cadenas, rasga los velos, ¡descorre la losa y transforma el luto en danza! ¡Los cojos saltan, los ciegos ven, la estéril da a luz y el más pequeño de los granos se transforma en un gran árbol!
Sí, seguiremos luchando con alegría, para hacer realidad un mundo en equilibrio y una vida digna para todas las personas...Y si nuestra mirada pierde la esperanza y el miedo la amenaza, que el Espíritu irrumpa en nuestra historia para señalarnos nuevos caminos que transparenten la luz del Reino.
Tomado de http://www.pastoralsj.org/
