24 de mayo de 2022
FELICIDADES HERMANA
23 de mayo de 2022
BENDICIÓN ASOCIACIÓN
13 de mayo de 2022
No matarás
9 de Mayo 2022
En momentos de crisis y caos, como la actual guerra de Ucrania, es necesario apelar a principios básicos y valores fundamentales que iluminen nuestra situación.
Frente la guerra, hemos de recordar el 5º mandamiento
del decálogo mosaico: “No matarás”. El contenido de este mandamiento es común a
todas las religiones y forma parte de los modernos Derechos Humanos.
El “No matarás” es totalmente necesario
en una humanidad que siempre cae en la tentación de la violencia y la guerra, desde Caín a Ucrania pasando por las guerras
históricas del pasado y del presente: Auschwitz, Hiroshima, Guernica,
Tiananmen, Tlatelolco, Mozote, hutus y tutsis en Ruanda y Burundi, Bosnia,
Palestina, Siria, Irak, Pakistán, Yemen, Afganistán y ahora Ucrania.
La historia humana está llena de guerras, invasiones,
conquistas, genocidios, colonizaciones, exterminios, guerras dirigidas por la
prepotencia de unos varones, muchas veces psicópatas, que mandan a la guerra a
jóvenes que mueren sin saber por qué. Las víctimas, en último término, son
siempre las mujeres, los niños y los ancianos. Las guerras olvidan que todos
somos hermanos y hermanas, miembros de la misma humanidad.
Los motivos de las guerras pueden ser políticos,
económicos, religiosos, étnicos y a veces todos ellos juntos. Hoy día, detrás
de las guerras están las fábricas de armamento que venden armas a unos y a otros. La guerra es
para algunos sectores un gran negocio. Y la guerra se extiende también a la
explotación de la naturaleza por el paradigma tecnocrático y el neoliberalismo
económico.
Frente a esta situación, el “No matarás” exige
respetar la vida, toda vida, defender la vida amenazada, proteger y curar la
vida, amar la vida, odiar la violencia y la mentira que están en el origen de
las guerras. El bien más preciado es la paz, la reconciliación, el abrazo entre antiguos enemigos.
Para la tradición judeocristiana, la paz es el gran don mesiánico, el Shalom. Jesús de Nazaret,
asesinado por la teocracia judía (Caifás) y el Imperio romano (Pilato),
resucita de entre los muertos y nos trae la paz, la alegría y el perdón. El
reverso de la guerra y la muerte es la vida, Dios es el Dios de la vida y Jesús
ha venido para darnos la vida en abundancia. El “No matarás” sigue siendo hoy
muy actual y muy urgente.
Víctor Codina (Tomado del Blog de CJ)
9 de mayo de 2022
OBISPO de JÁRKOV
«Mientras haya creyentes en la ciudad, me quedo»
Mons. Pavlo Honcharuk, obispo de Járkov-Zaporiyia, cuenta a Ayuda a la Iglesia Necesitada la situación en la segunda ciudad más grande de Ucrania
Dos meses después del comienzo de la guerra, los ataques de las tropas rusas se concentran cada vez más en el este y el sur de Ucrania. La vida en Járkov (Kharkiv), situada en el este de Ucrania y la segunda ciudad más grande del país, se vuelve cada vez más peligrosa.
En las últimas semanas la zona industrial de Kharkiv ha sido blanco de bombardeos, dejando al menos diez muertos y 35 personas heridas. Varios edificios residenciales de las afueras también resultaron dañados o destruidos.
Mons. Pavlo Honcharuk, obispo de Járkov, que sigue en la ciudad atendiendo a la población resume la situación en dos palabras “conmoción y dolor”. En una entrevista, con la fundación Aid to the Church in Need (ACN), relata lo terrible que es “ver a la gente, a ancianos, a inválidos, escondidos en los sótanos”.
El prelado católico experimenta situaciones terribles todos los días, pero algunas imágenes que la guerra deja son traumáticas: “Recuerdo a una niña de unos cinco años parada, petrificada, frente al cadáver de un ser querido en la calle, incapaz de moverse. El sentimiento de terror, miedo y completa impotencia se cierne sobre todos”.
Después de los bombardeos de una parte residencial de la ciudad, Mons. Pavlo fue a ver los daños y – con casco y chaleco antibalas encima de la sotana – en un video enviado a ACN explica: “El asentamiento aquí fue una de las partes más pobladas de Kharkiv, ahora todo es silencio y destrucción.”
Mientras se escuchan ruidos de explosiones de fondo concluye: “Le pedimos a Dios que nos proteja y que todo termine. Disparan y se escuchan explosiones todo el tiempo. Esta es la situación actual».
En otro video mensaje, el prelado describe la situación en la que han quedados las viviendas destruidas por los ataques: “Esto es un apartamento, más bien era. No hay nada, todo está quemado. Esto era un baño, una cocina y lo que queda de una nevera. Y aquí está el balcón. Todos los árboles destruidos”. Con tristeza y un punto de ironía concluye: “Como dicen… ‘se dirigen solo a la infraestructura militar’…»
Desde los comienzos de la guerra el joven obispo católico de rito latino, que lleva dos años al frente de la diócesis de Járkov-Zaporiyia, está volcado en la ayuda a la población. Hablando de esta labor explica en la entrevista con ACN: “Además de la oración y la misa diaria, la mayoría de los días tratamos de llegar a las personas de los búnkeres con ayuda humanitaria. Cargamos vehículos, conducimos por la ciudad aparentemente desierta y hablamos con la gente, los consolamos”.
En agotadoras jornadas, que van todos los días desde las nueve de la mañana hasta las cuatro de la tarde, realiza un trabajo “increíblemente agotador, físicamente y aún más mentalmente debido a la tensión permanente”.
“Nuestra iglesia está dañada – todas las ventanas estallaron por la presión durante un ataque aéreo. Ahora, lo usamos como almacén para suministros humanitarios. Rezamos en una pequeña capilla. Pero aún podemos enterrar a todos los muertos, gracias a Dios”.
Las iglesias no suponen un refugio seguro durante los ataques aéreos, a no ser que tengan un sótano seguro, afirma el obispo, porque los edificios sacrales no se respetan más que otros objetivos civiles. “Ya nada es sagrado”, dice.
Hablando de la defensa de la ciudad, el prelado explica que los niños más pequeños y la madre son llevados a un lugar seguro y se quedan los padres y los hijos varones más mayores para defender sus hogares y su patria. A pesar de los bombardeos, Mons. Pavlo no ha pensado en irse: “Mientras haya creyentes en la ciudad, yo estaré con ellos. Dios y mi fe me darán fuerza para ello. Nosotros – los sacerdotes – no estamos armados. Somos gente de iglesia. Nuestras armas son la Palabra de Dios y la oración”.
Ayuda a la Iglesia Necesitada