Salmo 102
Todas: Bendice, alma mía al Señor, desde el fondo de mi ser.
Bendice, alma mía al Señor y no olvides sus muchos beneficios.
Bendice alma mía al señor, porque Él ha sido grande conmigo
Bendice alma mía al Señor, porque ha llenado de paz mi vida.
El Señor te ha perdonado todas tus culpas,
El Señor te ha curado de todas tus dolencias; te ha sanado.
El Señor satura de bienes y regalos tú existencia.
El Señor te guarda como a las niñas de sus ojos.
El Señor renueva tu juventud como el águila.
El señor te corona de amor y de ternura día a día
Todas: Bendice alma mía al señor, que hace obras de justicia
Bendice alma mía al señor, que otorga el derecho al oprimido
Bendice alma mía al Señor, que manifiesta sus caminos al que lo busca
Bendice alma mía al señor que ha hecho prodigios con nosotros.
El Señor ha sido clemente y compasivo contigo
El Señor ha sido tardo a la cólera y lleno de amor ante tus fallos.
El Señor no guarda rencor de tus juegos sucios
El Señor no te ha tratado como merecen tus culpas y pecados.
Todas: Bendice alma mía al señor por la ternura de sus manos.
Bendice alma mía al señor que es más bueno que una madre.
Bendice alma mía al señor que Él sabe de lo frágil de nuestro barro.
Bendice alma mía al Señor que Él comprende nuestro corazón enfermo.
¡Bendice alma mía al señor: alábale de todo corazón!
¡Bendice alma mía al señor: su amor sin límites merece nuestro canto!
Jesús sigue bendiciéndonos. Sus bendiciones se manifiestan de múltiples maneras. Por ello hoy queremos darles gracias y le decimos:
¡Bendito seas Señor!
(Todas) : ¡Bendito seas Señor!
El Señor me dio la vida, ¡qué poder! El pronunció mi nombre
antes de que fuera engendrado y preparó mi existencia
porque me amaba.
(Todas) ¡Bendito seas Señor!
El Señor me dio una familia, ¡qué regalo!
Repitieron mi nombre con cariño, con paciencia y esperanza,
y me hicieron crecer porque me amaban.
(Todas) ¡Bendito seas Señor!
El Señor me dio una fe y comunidad de hermanos. ¡Puro don!
Me pusieron nombre nuevo y escuché palabras nuevas
y ojos nuevos para ver la luz que permanece, que transforma,
porque me amaban, nos amábamos.
(Todas) ¡Bendito seas Señor!
El Señor me dio su Espíritu
en el regalo de su Hijo, ¡qué generosidad!.
Me llenó de vida nueva,
anuncio de vida eterna por amor.
(Todas) ¡Bendito seas Señor!
El Señor hizo milagros en mi favor: el milagro de la vida y de la fe,
el milagro de la gracia y del Espíritu,
el milagro del amor.
(Todas) ¡Bendito seas Señor!
Siempre que hay amor es una bendición,
siempre que hay amor, sonríe Dios.
Salir de sí y acercarse al otro, es bendición.
Olvidarse a sí y dedicarse al otro, es bendición.
Perdonar y no vengarse, es bendición.
Morir para que viva el otro, es bendición.
La Vida, la Palabra, el Espíritu, el Amor,
siempre son bendiciones de Dios.
(Todas) ¡Bendito seas Señor!
Porque desde la pobreza y la sencillez de sus comienzos, hiciste grandes cosas en nuestra Familia.
Te bendecimos Señor y te damos gracias
Por el signo de la unidad entre las diversas vocaciones que ha dado a nuestra Familia cohesión y solidez,
Te bendecimos Señor y te damos gracias
Por tantos miembros de la asociación que, con su respuesta cotidiana, oculta y silenciosa, han tejido la Historia de nuestra Familia y la siguen tejiendo hoy
Te bendecimos Señor y te damos gracias
Por todas nuestras familias, porque a ellas les debemos lo que somos, por las familias aquí presentes hoy, por los niños para que crezcan bajo esa bendición tuya llena de amor de luz y de paz
Te bendecimos Señor y te damos gracias.
Oración
Señor, Tú bendijiste un día la Asociación naciente
y continúas bendiciéndonos hoy.
Concédenos acoger esta gracia siempre nueva,
dejarla que transforme nuestras vidas,
y la vida de toda la familia y de todas las familias a través del mundo,
para que repercuta en el universo entero la energía formidable de tu Amor,
hoy y por los siglos de los siglos, Amén
