23 de octubre de 2011
Mateo 22, 34-40
En cierta ocasión los fariseos se reunieron en grupo y le hicieron a Jesús una pregunta que era motivo de discusión y debate entre los sectores más preocupados de cumplir escrupulosamente los seiscientos trece preceptos más importantes sobre el sábado, la pureza ritual, los diezmos y otras cuestiones: «Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?».
La respuesta de Jesús es muy conocida entre los cristianos: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser». Este es el más importante. Luego añadió: «El segundo es semejante a éste: amarás a tu prójimo como a ti mismo». Y concluyó con esta afirmación: «Estos dos mandamientos sostienen la Ley y los profetas».
Nos interesa mucho escuchar bien las palabras de Jesús pues también en la Iglesia, como en el antiguo Israel, ha ido creciendo a lo largo de los siglos el número de preceptos, normas y prohibiciones para regular los diversos aspectos de la vida cristiana. ¿Qué es lo primero y más importante? ¿Qué es lo esencial para vivir como seguidores de Jesús?
Jesús deja claro que no todo es igualmente importante. Es un error dar mucha importancia a cuestiones secundarias de carácter litúrgico o disciplinar descuidando lo esencial. No hemos de olvidar nunca que sólo el amor sincero a Dios y al prójimo es el criterio principal y primero de nuestro seguimiento a Jesús.
Según él, ese amor es la actitud de fondo, la fuerza clave e insustituible que pone verdad y sentido a nuestra relación religiosa con Dios y a nuestro comportamiento con las personas. ¿Qué es la religión cristiana sin amor? ¿A qué queda reducida nuestra vida en el interior de la Iglesia y en medio de la sociedad sin amor?
El amor libera nuestro corazón del riesgo de vivir empobrecidos, empequeñecidos o paralizados por la atención insana a toda clase de normas y ritos. ¿Qué es la vida de un practicante sin amor vivo a Dios? ¿Qué verdad hay en nuestra vida cristiana sin amor práctico al prójimo necesitado?
El amor se opone a dos actitudes bastantes difundidas. En primer lugar, la indiferencia entendida como insensibilidad, rigidez de mente, falta de corazón. En segundo lugar, el egocentrismo y desinterés por los demás.
En estos tiempos tan críticos nada hay más importante que cuidar humildemente lo esencial: el amor sincero a Dios alimentado en celebraciones sentidas y vividas desde dentro; el amor al prójimo fortaleciendo el trato amistoso entre los creyentes e impulsando el compromiso con los necesitados. Contamos con el aliento de Jesús.
José Antonio Pagola
25 años de asociado
Último compromiso Pozuelo julio 2019


Imagen en la Isla
MONASTERIO de OTEIZA

Horarios de Eucaristías: días laborables a las 7,50 h. y Domingos y festivos a las 10,30 horas
Entradas más vistas
Archivo de entradas
-
►
2022
(
81
)
- ► septiembre ( 7 )
-
►
2021
(
82
)
- ► septiembre ( 5 )
-
►
2020
(
157
)
- ► septiembre ( 5 )
-
►
2019
(
139
)
- ► septiembre ( 9 )
-
►
2018
(
152
)
- ► septiembre ( 13 )
-
►
2017
(
55
)
- ► septiembre ( 9 )
-
►
2016
(
12
)
- ► septiembre ( 1 )
-
►
2015
(
19
)
- ► septiembre ( 1 )
-
►
2012
(
92
)
- ► septiembre ( 8 )
-
▼
2011
(
209
)
-
▼
octubre
(
18
)
- Debemos ser santos
- En actitud de conversión
- Domingo 31
- 31 Domingo Tiempo Ordinario
- El Vaticano contra el FMI
- Domingo 30
- Lo primero
- Reunión de la Comisión de Familia
- Domingo 29
- Víctimas
- Santa Teresa de Jesús
- Invitación
- Domingo 28º
- 28 Domingo Tiempo Ordinario
- La empleada de correos
- ¿Estamos decepcionando a Dios?
- Domingo 27º
- Oficio de Lectura
- ► septiembre ( 25 )
-
▼
octubre
(
18
)