
El cuerpo del sacerdote –escribe el periódico de la Ciudad del Vaticano ‘L’Osservatore Romano’– no presenta heridas, pero sí señales visibles de estrangulamiento. Según una primera reconstrucción, el padre Mukalel habría muerto mientras regresaba a su parroquia luego de haber celebrado un funeral y de visitar a algunas familias. Monseñor Lawrence Mukkuzhy, obispo de la diócesis siro-malabar de Belthangady donde actuaba el sacerdote, dijo que el padre Mukalel “era muy querido por la población de la zona” y que “era un misionero comprometido y altruista, que servía a personas de cualquier religión”. Junto a Orissa, Karnataka es uno de los estados de la India donde el año pasado se produjeron ataques y actos de violencia de extremistas hindúes contra los cristianos.