CONCRECIONES A LAS LLAMADAS
El trabajo se va intensificando porque el tiempo pasa… Es el momento de
las concreciones. ¡Qué difícil es concretar!
Pero vamos a empezar por el
principio: la original oración con que hemos comenzado la mañana.
“La higuera crece en terreno rocoso donde pocas plantas
puedan hacerlo. El desarrollo de sus raíces es temido por mover los suelos”
Hemos comido higos y los
hemos saboreado…y hemos compartido el eco y los sentimientos que han brotado a
partir de esta lectura.
Se nos ha invitado a
descubrir cuáles son nuestros propios frutos, escribirlos en un papel y
depositarlos en el cesto que se ofrecerá en la Eucaristía.
La mañana entera se ha pasado entre asamblea y grupos, siempre queriendo
redactar y consensuar las concreciones de las llamadas.
Y la tarde igual. Seguimos la misma dinámica: grupos y asamblea…
buscando lo esencial.
Y mientras…
La cesta de los higos se va
llenando de otros frutos, expresados por cada una en un papel.
En la Eucaristía estos
frutos los hemos ido leyendo y presentando como ofrendas junto con el pan y el
vino.
Se termina el día y a pesar de haber estado sentadas estamos cansadas…
De fondo escuchamos cantos y guitarra… Es un rato de expansión.
Mañana será otro día