17 de marzo de 2009

Motivaciones de la experiencia religiosa

Por
Resumen de las charlas “Experiencias religiosas y ciencias humanas”, de Miguel García Baró, Carlos Domínguez Morano, y Pedro Rodríguez Panizo. Madrid
Juega un papel determinante el grupo social específico en el que el sujeto es acogido. La conducta religiosa es un elemento más de los que cada cultura trasmite en los diversos momentos históricos. La conducta, las creencias y experiencias religiosas son simplemente parte de esa cultura que se trasmite regularmente de generación en generación. Ello explica cómo a veces se acepta la religión, pero no se tienen las motivaciones profundas que la sostengan; las conductas no se aprenden si no satisfacen determinadas necesidades.

Otros han intentado comprender la religión como mera respuesta a los refuerzos, positivos o negativos, que socialmente administra la cultura. También que las conducta religiosa supone una respuesta a determinados tipos de frustración que tienen lugar en la vida; se entendería aquí lo religioso como meramente compensatorio. Hay también intereses políticos y económicos en la religiosidad, o puede responder a un deseo de “respetabilidad”. Se ha comprobado el incremento de actividad religiosa en personas que experimentan un grado notable de soledad personal. La privación sexual parece también encontrar compensación en el ámbito de la experiencia religiosa. Las personas acuden a la religión en momentos de debilidad: enfermedad, riesgo, pérdidas, y también en la vejez. La gente se vuelve más religiosa en la medida en que envejece.
La religión también está asociada a los niveles de conflicto. Ella vendría a pacificar y aliviar los combates que el individuo experimenta en su propio interior. No sería ya tanto compensar, sino aquietar o aminorar un conflicto.
Para Freud: los conflictos originados por la tensión existente entre las pulsiones y las prohibiciones del Superyó serían una causa importante para adoptar una creencia y una práctica religiosa. Freud asocia los rituales obsesivos con la práctica religiosa. Papel de la culpa, vínculo entre angustia, culpa y religiosidad.
Las personas religiosas suelen presentar mayores tendencias auto punitivas que las no religiosas, que suelen ser más agresivas. La actividad sexual es menor en las personas con creencias y prácticas religiosas. También se asocian a lo religioso actitudes autoritarias, o de prejuicio racial. Por última, también las necesidades de comprender los enigmas de la realidad pueden conducir a la experiencia religiosa.
Todas estas explicaciones por separado resultan insuficientes, pero en su conjunto ayudan a comprender y explicar muchos aspectos de la experiencia religiosa, de su riqueza y complejidad.

Resumen: ¿por qué mantenemos una conducta religiosa?
Porque nos ayuda a integrarnos socio y culturalmente a nuestro medio particular.
Porque encontramos en esas creencias y prácticas una ayuda para asumir los problemas de la vida.
Porque nos empujan a ello nuestros conflictos internos, conscientes o inconscientes.
Porque hallamos en la fe religiosa un sistema simbólico que nos sitúa convenientemente para elaborar nuestra visión de la vida, nuestra jerarquía de valores y nuestra particular respuesta a los enigmas de la existencia.
LA FE NO RESPONDE A UN INSTINTO BÁSICO, PERO ENCUENTRA EN LAS ESTRUCTURAS PSÍQUICAS HUMANAS UNA BASE INIGUALABLE PARA DESARROLLARSE.

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