Otro día más de desierto! Las horas y los días van
pasando, el silencio de uno mismo va atronando mientras en este obligado
confinamiento con lo más profundo de nuestro ser vamos cayendo en la cuenta de
aquellas verdades que nos cuestionábamos y que quizá, incluso, planteábamos al
mismo Dios...
Y Dios siempre responde! Aunque sea desde el silencio y
el recogimiento impuesto... Aunque sea en circunstancias en que es más que
patente que apenas si dominamos el espacio físico en que nos hallamos... Hoy
(en éstos días), más que nunca el Señor nos está situando ante un espejo como
respuesta a los interrogantes que nos hacemos y nos dice: "buscad mi rostro"... En el evangelio de hoy el Señor nos decía que
no venía a abolir la ley sino a dar plenitud y cumplimiento... En éstos días
recordaba el viejo principio jurídico de que ante grave incómodo cesaba la
norma (precisamente para garantizar el cumplimiento y la eficacia), y en éstos
días estamos viendo cómo una ley nos causa ese grave incómodo (siempre por
nuestro bien) que hace que muchos"derechos" y
"obligaciones" caigan... Pero... Y la gracia? Se detiene? Si esto es
así cómo darle plenitud a la norma? Con una aceptación obediente y abnegada,
sin rechistar como borregos? Pero la plenitud viene del Amor más pleno y puro,
del Amor que nos hace eternos y auténticamente libres, de un Amor sin límites
e inconmensurable que hace que
desbordemos los escasos metros cuadrados en que nos vemos confinados... Y vemos
ese espejo que Dios pone ante nosotros y podemos vislumbrar lo que Dios ve en
nosotros y nos tiende la mano para llegar a esa "plenitud a la que nos
llama".
Concluímos también este día viniéndonos al pensamiento y
recuerdo otras vísperas de san José, ¡amante y tierno padre!... Día del padre,
del Seminario, día grande en la Iglesia! Salve José! Y la sonrisa vuelve a
surgir tras la gravedad y el brillo en los ojos y el corazón hacen que volvamos
y agradezcamos... Salve José!
Vuestro: Rv. Sr. D. Félix Élez Talaván - Pbo. S.F.B.