_*Reflexión*_
*"Confinamiento” sea tiempo de “discernimiento”,*
Vamos hacía una experiencia espiritual. Discernimiento de aquello que
experimentamos en nuestro interior personal, familiar o comunitario en este
tiempo inesperado que ha roto nuestros modos cotidianos de estar en la vida, de
estar en casa, en el trabajo, en el barrio y en la ciudad. Es la búsqueda, a
través de todo ello, de lo que el Señor nos puede estar diciendo.
*TODA BÚSQUEDA COMIENZA POR UNA PREGUNTA* . En tiempo de
tristeza, de perplejidad, de desconcierto, de incertidumbre, de miedo y de
temor, de angustia… de “desolación” diría San Ignacio, ¿qué nos está diciendo
el Espíritu de Jesús? En este tiempo nos planteamos delante del Señor y de los
demás el sentido hondo de nuestro ser cristianos: ¿estamos en el seguimiento
del Señor para la exhibición o para servir en lo oculto, en lo confinado, en lo
invisible?
*ATENDER AQUELLAS DINÁMICAS QUE GENERAMOS.* En este
tiempo debemos tener cuidado con generar y alimentar lenguajes de muerte, de
desesperanza, de derrotismos, de lamentos y de gesticulaciones absolutamente
inútiles… Es una trampa quedarnos delante de la tele o en las redes sociales,
alimentando lenguajes alarmistas, agoreros… La situación es seria, pero no
podemos confundir la seriedad con el morbo de regodearnos en la desgracia. Se
trata de saber que si damos cabida a discursos de pesimismo o lamentos,
alimentamos dinámicas de tristeza y desesperanza y la desolación aumentará.
*REACCIONAR POSIBILITANDO ALTERNATIVAS.* De modos muy
sencillos y humildes podemos caer en la cuenta de que este tiempo nos puede
permitir hacer pequeñas cosas que en otros momentos ni se nos ocurre.
Preocuparse por los vecinos que muchas veces ni sabemos quienes son, qué amigos
necesitan un poquito más de comunicación o preocupación por ellos, leer aquello
que arrinconé en su momento, jugar un poco más con los críos, desempolvar aquel
álbum de fotos de los abuelos que los hijos ya no saben ni quiénes son…
*ES TIEMPO DE RECUPERAR EL AGRADECIMIENTO.* ¿Caemos en la
cuenta de corazón y en verdad que en nuestra cultura nos habíamos apropiado de
todos los dones y ya no sabíamos vivir en acción de gracias? En este tiempo
aprendemos, de un modo duro es verdad, que seguir al Señor no es sólo hacer
cosas, santas y buenas, sino un modo de estar en la vida, un modo de sentir, de
valorar, de decir, de mirar… Es tiempo de agradecer, que tenemos un techo, que
tenemos un sistema sanitario de lo mejor, que tenemos gente con la que
contamos… Eso lo vivíamos como normal y ahora nos damos cuenta que de normal
nada, que somos humanos y vulnerables como toda criatura y cultura, creíamos
que los problemas sanitarios, de suministros estaban en otros continentes. Esa
creencia nos ha llevado a vivir “en soberbia y gloria vana”, que los europeos
éramos otra cosa, que nosotros ya habíamos llegado a donde íbamos. San Ignacio
nos diría no olvidemos que nuestra vida es agradecimiento y servicio, y el
servicio ahora es no convertirnos en el centro de la casa sino no perder
sensibilidad para con el que tenemos al lado.
*ES TIEMPO DE REVISAR, EXAMINAR.* No es tiempo de buscar
“chivos expiatorios” sino de estar correcta y responsablemente informados, San
Ignacio diría de “mucho examinar”. Podemos pasar del “qué está pasando” al
“quién tiene la culpa” que siempre lleva a linchamiento. Ya hemos dicho que la situación es seria y
tenemos que estar bien informados pero no podemos regresar a estadios míticos
de buscar culpables por todos lados. Eso deja las cosas igual, no soluciona
nada pero pone en mucho peligro que nos fracturemos como sociedad:
gobierno-gobernados, culpables-inocentes, victimarios-victimas, puros-impuros,
responsables-irresponsables… No es momento de focalizar la desolación, que es
verdad que lleva consigo un poco o un mucho también de rabia, sino de saber lo
que está pasando, sabiendo que toda realidad es endiabladamente compleja.
¡Cuidado con los tópicos!
*ES TIEMPO DE INSTAR MÁS EN LA ORACIÓN.* Es tiempo de
orar todo lo que está pasando desde lo que el Señor pasó. No está mal poder
acercarnos al Señor estos días desde la oración, pero sabiendo que oración es
también una jaculatoria muy sencilla, desde la lectura del evangelio, desde la
petición que siempre hace que surjan nuestros mejores deseos. San Ignacio nos
está diciendo que es tiempo de no alimentar lenguajes tóxicos, de depurar
nuestra motivación en el seguimiento, de vivir en acción de gracias, de saber
lo que pasa y orarlo. Si examinamos y oramos se nos van a ocurrir cosas muy
evangélicas por sencillas, “menos lamentos y hacerle la vida un poco más fácil
al que me rodea” en la familia, comunidad, vecindad, trabajo.
*Toni Catalá (Jesuita)*