En esta situación tan abrumadora que estamos viviendo hay algo nuevo: y es que
no podemos hablar en singular, porque nos afecta a todos. Estamos ante un éxodo
colectivo que nos está acercando los unos a los otros de una manera nueva, sin
igual. Una extraña cercanía, porque no puede ser física, y sin embargo nos
sentimos más cerca unos de otros que nunca: con los compañeros de comunidad,
con todos los que colaboran con nosotros de diferentes modos, con los vecinos
de nuestro barrio y de nuestra ciudad, con el país, con el mundo, con las
difíciles decisiones que han tomar los políticos, con todo el cuerpo sanitario
y con toda la cantidad de otra gente cuyos servicios damos por supuesto en
nuestra sociedad tan anónima y que ahora empiezan a tener rostro. Nos sentimos
hermanados más que nunca, y agradecemos lo que hacemos unos por otros.
A su vez,
necesitamos tomar perspectiva y darnos cuenta de que tal vez estamos
viviendo, de un modo colectivo, le que sucedió Ignacio de Loyola: una bombarda
segó su pierna en plena batalla y se detuvo. Fue forzado a un confinamiento, de
unos nueve meses. Las primeras semanas se debatió con el dolor y con la muerte,
pero luego se empezó a abrirse en él algo diferente y de ese tiempo nació un
hombre nuevo. ¿No es esta la oportunidad que se nos está dando como sociedad,
incluso como civilización? ¿No es una bombarda la que ha segado nuestra carrera
imparable, el galope de un gigante que nadie podía detener? De pronto hemos
sido inmovilizados por unos pequeños seres que ni siquiera vemos y el gran
coloso ha caído. El mundo que creíamos invulnerable no lo es.
Confusos y
aturdidos, con dolor y también con temor, estamos postrados en cama, cada cual
en la suya (porque cada uno tiene que hacer su propio proceso) pero todos
en la misma habitación, porque esta postración nos afecta y nos atañe a todos.
Hay y habrá que pasar por todas las fases de este trance. No nos podemos ni
podremos saltar ningún paso porque la Vida tiene sus leyes y la Vida es
maestra. Procede de Dios y nada es ajeno a Él, sino que todo es manifestación
suya. También esta prueba. Ignacio necesitó su tiempo para comprenderlo. Al
comienzo tuvo que lidiar con la fiebre y el dolor de sus heridas; cuando se
empezaron a calmar, primero buscó entretenerse y finalmente fue hallado por
Quien le buscaba a él a través de esa herida. Lo que al inicio vivió como una
derrota y un fracaso, fue su segundo nacimiento. Como Ignacio, tal vez tratemos
al comienzo de entretenernos leyendo libros de caballerías que nos evadan de
nuestro verdadero combate; o tal vez ya nos hemos puesto a leer textos
verdaderos, textos revelatorios que nos devuelvan a nosotros mismos para
disponernos a Escuchar.
Lo nuevo de todo esto es que no es una situación individual, sino colectiva y
civilizatoria. Es ahora cuando se nos da la oportunidad de ponernos realmente a
Escuchar y a discernir los signos. Pero no solos, sino juntos. Tal vez esta sea
la diferencia fundamental con respecto a Ignacio. Como le sucedió a él,
el reto está en pasar de un confinamiento forzado a un retiro libremente
elegido.
Disponemos de muchas herramientas –entre ellas, las que Ignacio mismo nos dejó-
para convertir este confinamiento colectivo en un retiro compartido, en unos
Ejercicios colectivos de discernimiento y [re]conversión. Son muchos los
elementos, muchos los planos y niveles que están en juego. San Ignacio empezó a
ponerles nombre en su lecho convaleciente de Loyola. Allí aprendió a discernir.
Pero fue solo cuando le detuvieron y fue de una forma abrupta y dura. Él no lo
hubiera hecho por mutuo propio. Tampoco nosotros, tampoco nuestra sociedad
estaba dispuesta a hacerlo.
Bendito confinamiento si nos sirve para recibir una luz y un conocimiento que
no teníamos y bendita prueba si nos ayuda a recibirla y descubrirlo juntos. Más
que nunca nos necesitamos unos a otros. La luz de uno es luz para todos.
Xavir Melloni sj
25 años de asociado
Último compromiso Pozuelo julio 2019
Imagen en la Isla
MONASTERIO de OTEIZA
Entradas más vistas
Archivo de entradas
-
►
2022
(
81
)
- ► septiembre ( 7 )
-
►
2021
(
82
)
- ► septiembre ( 5 )
-
▼
2020
(
157
)
- ► septiembre ( 5 )
-
▼
marzo
(
32
)
- REFLEXIÓN VII
- NOTA de la CASA PROVINCIAL
- PUBLICACIONES
- PON UNA PALMA EN TU VENTANA
- REFLEXIÓN VI
- CONFINADOS POR UNA BOMBARDA COLECTIVA
- DOMINGO IV DE CUARESMA
- SAGRADA FAMILIA UNIDA
- ¿DE QUÉ FAMILIA ME PREGUNTAS?
- BODAS de CONSAGRACIÓN
- REFLEXIÓN IV
- MUJERES en la CARCEL de JAÉN
- REFLEXIÓN III
- REFLEXIÓN II
- REFLEXIÓN I
- NOTA de la CASA PROVINCIAL
- Vuelve a Dios. ¿Cómo, si no puedo salir a confesarme?
- NOS HEMOS CREIDO.......
- CONFINAMIENTO, TIEMPO DE DISCERNIR
- EMPATÍA VIRAL
- NOTA del COMITÉ NACIONAL de LAICOS
- NOTA de la CASA PROVINCIAL
- RECORDATORIO ORACIONES MARZO 2020
- REFLEXIÓN CORONAVIRUS
- NOTA de la CASA PROVINCIAL
- RELIGIOSAS - ECONOMÍA en la CONGREGACIÓN
- NOTA COMITÉ NACIONAL de LAICOS - ESPAÑA
- CUARESMA - VER SENTIR ABRAZAR
- RELIGIÓN, IGLESIA, ESPIRITUALIDAD
- CORONA-VIRUS............????
- NOTA COMITÉ NACIONAL de LAICOS
- INTENCIONES EN LA ORACIÓN de este MES
-
►
2019
(
139
)
- ► septiembre ( 9 )
-
►
2018
(
152
)
- ► septiembre ( 13 )
-
►
2017
(
55
)
- ► septiembre ( 9 )
-
►
2016
(
12
)
- ► septiembre ( 1 )
-
►
2015
(
19
)
- ► septiembre ( 1 )
-
►
2012
(
92
)
- ► septiembre ( 8 )
-
►
2011
(
209
)
- ► septiembre ( 25 )