9 de agosto de 2022

UN LAICO EN LAS REDES

Por
Entrevista a nuestro hermano Luis Jesús García-Lomas (LUIJE)


1 de agosto de 2022

FASE DIOCESANA DEL SÍNODO

Por
PUNTO FOCAL DE LA FASE DIOCESANA DEL SÍNODO

He leído con mucho interés las Síntesis de la Fase diocesana del Sínodo
sobre la sinodalidad (2021-2023) de la diócesis de Barcelona (7.000
participantes) y de las 70 diócesis de “la Iglesia que peregrina en España”
(215.00 participantes). Más allá de las diferentes formas de presentación,
hay una convergencia fundamental en su contenido.
Al comienzo deseaba hacer un resumen de todo lo principal de estas
síntesis, pero me he visto desbordado por la cantidad de temas, con riesgo
de dispersión y de no dar relieve a las cuestiones más importantes. Por esto
he optado por otra metodología: preguntar cuál es el punto focal, la
principal clave de estas síntesis.
1. Lo primero que llama la atención es la alegría y esperanza que
experimentan todos los grupos en el proceso sinodal: haber sido
convocados para dar su opinión sobre los problemas de la Iglesia;
gozo en el Espíritu de sentirse comunidad en oración, escucha y
diálogo; poder compartir inquietudes, deseos y dificultades; la
libertad de expresarse; la experiencia de comunión y misión; el clima
de oración y discernimiento vivido; sentir que el Espíritu es el
animador de todo el proceso del caminar todos juntos; compartir la
misión; formar una Iglesia al estilo sinodal. 
2. Pero esta alegría es el contrapunto de la dolorosa constatación del
clericalismo patriarcal de la Iglesia: exceso de protagonismo de los
sacerdotes y defecto de responsabilidad laical, marginación del
laicado, sobre todo de las mujeres, también de la vida religiosa. La
Iglesia queda dividida en dos sectores: el clero que ha recibido el
sacramento del orden y el resto que solo tiene el bautismo, los de
arriba que enseñan, celebran y mandan, la élite, y el resto que
obedece, escucha y calla. Todos los grupos reconocen la necesidad de
tener buenos pastores en la Iglesia, pero lamentan que muchas veces
se vean envueltos en un sistema jerárquico clerical, basado más en el
poder que en el servicio y esto genera pasividad en el laicado. Los
abusos sexuales de ministros de la Iglesia, son un abuso del poder
sagrado sobre pequeños e indefensos. Hay que superar el
clericalismo como inercia del pasado. Esto explica que muchos hayan
criticado una Iglesia triste y no adaptada a nuestro tiempo y hayan
sentido escepticismo y desilusión ante el sínodo por experiencias

negativas del pasado y temer que su voz finalmente no sea
escuchada.
3. De todo ello se desprende que el punto focal del sínodo, su clave de
lectura, es la sinodalidad como respuesta y remedio frente el
clericalismo dominante. El sínodo, la Iglesia en camino, es partir del
Pueblo de Dios, que nace del bautismo, donde todos poseen el don del
Espíritu. La Iglesia sinodal es una pirámide invertida, donde todos
hablan y escuchan, todos enseñan y aprenden, todos tienen voz. Esta
Iglesia sinodal es, según el Papa, lo que el Señor desea de la Iglesia
para este tercer milenio. Pero esto exige una conversión personal y
eclesial, tanto de pastores como de fieles, y no es extraño que
algunos sectores del clero hayan sido reacios al sínodo y a la
sinodalidad.
4. Aunque el proceso sinodal no se reduce a  propuestas concretas (que
es lo que esperan los medios de comunicación más sensacionalistas),
sino que su fruto mayor es el mismo proceso sinodal, desde la clave
de la sinodalidad se comprenden mejor las propuestas concretas
que los grupos han pedido, que son propuestas en contra del
clericalismo.
Se pide la supresión del clericalismo, la corresponsabilidad del laicado y,
sobre todo, de la mujer, repensar el papel de la mujer en la Iglesia, con la
posibilidad abierta a los ministerios ordenados; fomentar ministerios
laicales; que el celibato sea opcional para los que se preparan al
presbiterado; se pide que la vida religiosa sea apreciada como carisma
profético de la Iglesia que se acerca a las periferias; todo el Pueblo de Dios
ha de participar de alguna manera en la nominación de sus pastores; la
liturgia requiere una profunda renovación para una mayor participación
activa de todos los bautizados. 
Nuestra Iglesia ha de acercarse más a las demás Iglesias, religiones y
culturas; mostrar la ternura de Dios, dialogar con la sociedad; estar abierta
a las periferias, sin excluir a nadie por razones de configuración sexual;
acoger a divorciados; escuchar la voz de los jóvenes, pobres, mayores,
migrantes, marginados y descartados; formar una Iglesia en salida, en
camino con todos hacia el Reino de Dios.
Conclusión
El concilio Vaticano II quiso pasar de una Iglesia clerical a una Iglesia
Pueblo de Dios y de una Iglesia triunfalista a una Iglesia en camino y de los
pobres.
Estos deseos del Vaticano II, que responden al evangelio de Jesús y a la
Iglesia primitiva, últimamente quedaron un tanto frenados. Francisco ha
retomado el impulso reformador del Vaticano II y lanzado de nuevo la

propuesta de pasar de una Iglesia clerical, verdadera lepra de la Iglesia, a
una Iglesia sinodal. Las Síntesis de las fases diocesanas de Barcelona y de
toda España son frutos primerizos de un proceso sinodal que sin duda
sintonizará con lo que está acaeciendo en las demás Iglesias locales. El
Espíritu del Señor sigue moviendo la Iglesia y el mundo, desde abajo, hacia
el Reino de Dios.


Víctor Codina
27 Julio 2022

INTENCIONES EN LA ORACIÓN

Por
INTENCIONES PARA LA ORACIÓN DEL AÑO 2022
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