Y esto es
lo que hace el amor en tiempos del Covid-19
Una familia numerosa en Bolivia ha hecho relucir la mejor cara del ser humano a través de la ayuda y solidaridad en medio de la pandemia del coronavirus
Una familia numerosa en Bolivia ha hecho relucir la mejor cara del ser humano a través de la ayuda y solidaridad en medio de la pandemia del coronavirus
Es madre, pero
también padre, algo cada vez más frecuente en los hogares latinoamericanos ya
desde hace varias décadas. La situación de Sandra Espinoza (36) conmueve no
solo por todo lo que representa ser cabeza de familia, sino porque además de
eso tiene 12 hijos.
Sin embargo, esta
madre boliviana, de la localidad de Santa Cruz, y su familia numerosa viven en
situación de máxima vulnerabilidad, algo que se ha hecho más agudo
tras la expansión de la pandemia del Covid-19 debido a la exhortación de
confinamiento y larga cuarentena.
Es que el coronavirus
le impide a Sandra poder salir a trabajar, algo que termina derivando en serias
dificultades a la hora de poder alimentar a su amplia familia.
“Si no trabajo, mis
hijos no comen. Yo hago de todo: de 8:00 a 15:00 hago limpieza en un
módulo educativo; el resto de la tarde me pongo a lavar ajeno, cuando me
llaman y por las noches me voy a pelar pollos. Mientras tanto, mis hijos
mayores cuidan a los más chicos”, expresaba Sandra.
Debido al encierro
obligatorio Sandra también es enfática a la hora de decir que no sale ni deja
salir a sus hijos a la calle para que no contraigan la enfermedad.
No obstante, en los
últimos días la “suerte” de Sandra parece haber tenido un nuevo giro tras la
difusión de su historia a través de medios locales como red Unitel y el propio El Deber.
Y la respuesta de la
gente no se hizo esperar pues debido a esto muchas personas se han contactado
con ella para ayudarla ofreciéndole alimentación, así como ropa y otros
recursos materiales. Incluso, hasta con colaboración de gente del exterior,
prosigue El Deber.
“La única ayuda que
pude ir a recoger fue de una señora que vive en el barrio Toborochi; aunque
queda lejitos, fui a pie. Con eso y con algunas verduras y
fideo que me trajo un periodista he estado cocinando para mis hijos”, dijo la madre –abandonada
por su marido hace nueve meses-, indica el medio boliviano.
“He recibido muchas llamadas,
hoy, por ejemplo, atendí como unas 10, pero todas estas personas viven
lejos. También recibí llamadas de España, Chile e Italia, pero
lamentablemente no tengo cuenta bancaria para que me depositen”, agregó esta
madre cuyo caso de alguna manera ha despertado la mejor cara del ser humano y
se ha transformado de alguna manera en símbolo de lo que puede hacer el amor en
tiempos de coronavirus.