Guía:
Ejercicio de los 7 Dolores de la
Virgen María
Todos: Por la señal de la santa
cruz…
Guía: Acto de contrición.
Todos:
Señor mío, Jesucristo, me arrepiento profundamente de todos mis pecados.
Humildemente suplico Tu perdón y por medio de Tu gracia, concédeme ser verdaderamente merecedor de Tu amor, por los méritos de Tu Pasión y Tu muerte y por
los dolores de
Tu
Madre Santísima. Amén.
Lector:
X Del Evangelio según san Lucas Lc 2, 22-35
CUANDO SE CUMPLIERON los días de su purificación, según la ley de Moisés,
lo llevaron a Jerusalén
para presentarlo al Señor, de acuerdo
con lo escrito en la ley del Señor: «Todo varón primogénito será consagrado
al Señor», y para entregar
la oblación, como dice la ley del Señor:
«un par de tórtolas
o dos pichones».
Había entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso,
que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo estaba
con él. Le había sido revelado por el Espíritu
Santo que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado
por el Espíritu, fue al templo.
Y cuando entraban
con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo acostumbrado según la ley, Simeón lo tomó en
brazos y bendijo
a Dios diciendo:
«Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar
a tu siervo irse
en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar
a las naciones
y
gloria de tu pueblo
Israel».
Su
padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño. Simeón los bendijo y dijo a María, su madre: «Este ha sido puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; y será como un signo de contradicción —y a ti misma una espada te traspasará el alma—, para que se pongan de manifiesto los pensamientos de
muchos corazones».
REFLEXIÓN
Guía:
Qué grande fue el impacto en el Corazón
de María, cuando oyó las tristes
palabras con las que Simeón le profetizó la amarga Pasión y muerte de su dulce Jesús. Querida Madre, obtén para mí un auténtico arrepentimiento por mis pecados.
Todos:
Padrenuestro, siete Ave Marías, Gloria
Lector:
X Del Evangelio según san Mateo Mt 2, 13-15
CUANDO LOS MAGOS SE RETIRARON, el ángel del Señor se apareció
en sueños a José y le dijo: «Levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto;
quédate allí hasta que yo te avise,
porque Herodes va a buscar al niño para matarlo». José se levantó, tomó al niño y a su madre, de noche, se
fue a Egipto y se quedó hasta la muerte de Herodes para que se cumpliese lo que dijo el Señor por
medio del profeta: «De
Egipto llamé a mi hijo».
REFLEXIÓN
Guía: Considera el agudo dolor que María sintió cuando ella y José tuvieron que huir repentinamente de noche,
a fin de salvar a su querido
Hijo de la matanza decretada por Herodes. Cuánta angustia la de María, cuántas
fueron sus privaciones durante tan largo viaje. Cuántos sufrimientos experimentó Ella en la tierra del exilio. Madre Dolorosa,
alcánzame la gracia de perseverar en la confianza
y el abandono a Dios, aún en los momentos
más difíciles de
mi
vida.
Todos:
Padrenuestro, siete Ave Marías, Gloria
Lector:
X Del Evangelio según san Lucas Lc 2, 41-50
LOS PADRES DE JESÚS solían ir cada año a Jerusalén por la fiesta de la Pascua.
Cuando cumplió doce años, subieron a la fiesta
según la costumbre
y, cuando terminó, se volvieron;
pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo supieran sus padres.
Estos,
creyendo que estaba
en
la caravana, anduvieron el camino
de un día y se pusieron
a buscarlo entre los parientes
y conocidos; al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén
buscándolo. Y sucedió que, a los tres días, lo encontraron en el templo,
sentado en medio de los maestros,
escuchándolos y haciéndoles preguntas.
Todos los que le oían quedaban asombrados de su talento
y de las respuestas que daba. Al verlo, se quedaron atónitos, y le dijo su madre: «Hijo, ¿por qué nos has tratado
así? Tu padre y yo te buscábamos angustiados». Él les contestó: «¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en las cosas de mi Padre?».
Pero ellos no comprendieron lo que
les
dijo.
REFLEXIÓN
Guía:
Qué angustioso fue el dolor de María cuando se percató
de que había
perdido a su querido Hijo. Llena de preocupación y fatiga, regresó con José a Jerusalén. Durante tres largos días buscaron a Jesús, hasta que lo encontraron en el templo.
Madre querida, cuando el pecado me lleve a perder
a Jesús, ayúdame
a encontrarlo de nuevo a través del Sacramento de la
Reconciliación.
Todos:
Padrenuestro, siete Ave Marías, Gloria
Lector:
X Del Evangelio según san Juan Jn 19, 25-27
JUNTO A LA CRUZ
de Jesús estaban
su madre, la hermana de su madre, María,
la de Cleofás, y María,
la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y junto a ella al discípulo al que amaba, dijo a su madre: «Mujer,
ahí tienes a tu hijo».
Luego, dijo al discípulo:
«Ahí tienes a tu madre». Y
desde aquella hora, el discípulo la recibió como algo propio».
REFLEXIÓN
Guía:
Acércate, querido cristiano, ven y ve si puedes soportar tan triste escena. Esta Madre, tan dulce y amorosa,
se encuentra con su Hijo en medio de quienes
lo arrastran a tan cruel muerte.
Consideren el tremendo dolor que sintieron cuando sus ojos se encontraron - el dolor de la Madre bendita que intentaba dar apoyo a su Hijo. María, yo también quiero acompañar a Jesús en Su Pasión, ayúdame a reconocerlo en mis hermanos y hermanas
que sufren.
Todos:
Padrenuestro, siete Ave Marías, Gloria
Lector:
X Del Evangelio según san Juan Jn 19, 30-35
CUANDO JESÚS TOMÓ EL VINAGRE, dijo: «Está cumplido». E, inclinando la cabeza, entregó el espíritu.
Los judíos entonces, como era el día de la Preparación, para que no se quedaran
los cuerpos en la cruz el sábado,
porque aquel sábado era un día grande, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y que los quitaran.
Fueron los soldados, le quebraron
las piernas al primero
y luego al otro que habían crucificado con él; pero al llegar a Jesús,
viendo que ya había muerto,
no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados,
con la lanza, le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua. El que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero, y él sabe que dice verdad,
para que también vosotros creáis.
REFLEXIÓN
Guía:
Contempla los dos sacrificios en el Calvario
- uno, el cuerpo de Jesús; el otro, el corazón
de María. Triste es el espectáculo de la Madre del Redentor viendo a su querido
Hijo cruelmente clavado en la cruz. Ella permaneció al pie de la cruz y oyó a su Hijo prometerle el cielo a un ladrón y perdonar a Sus enemigos.
Sus últimas palabras dirigidas a Ella fueron: "Madre, he ahí a tu hijo." Y a nosotros nos dijo en Juan: "Hijo, he ahí a tu Madre." María, yo te acepto como mi Madre y quiero
recordar siempre que Tú nunca le fallas a
tus hijos.
Todos:
Padrenuestro, siete Ave Marías, Gloria
Lector:
X Del Evangelio según san Marcos MC 15, 42-47
AL ANOCHECER, como era el día de la Preparación, víspera del sábado, vino José de Arimatea,
miembro noble del Sanedrín, que también aguardaba el reino de Dios; se presentó decidido ante Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús. Pilato se extrañó
de que hubiera muerto ya; y, llamando al centurión, le preguntó
si hacía mucho tiempo que había muerto.
Informado por el centurión, concedió el cadáver a José.
Este compró una sábana y, bajando a Jesús, lo envolvió en la sábana y lo puso en un sepulcro, excavado en una roca, y rodó una piedra a la entrada del sepulcro. María Magdalena y María, la madre de Joset, observaban dónde lo ponían.
REFLEXIÓN
Guía:
Considera el amargo dolor que sintió el Corazón de María cuando el cuerpo
de su querido Jesús fue bajado de la cruz y colocado
en su regazo. Oh, Madre Dolorosa, nuestros corazones
se estremecen al ver tanta aflicción.
Haz
que permanezcamos fieles a
Jesús hasta el último instante
de nuestras vidas.
Todos:
Padrenuestro, siete Ave Marías, Gloria
Lector:
X Del Evangelio según san Juan Jn 19, 38-42
DESPUÉS DE ESTO, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús,
aunque oculto por miedo a los judíos, pidió a Pilato que le dejara llevarse el cuerpo de Jesús.
Y Pilato lo autorizó.
Él fue entonces y se llevó el
cuerpo.
Llegó también Nicodemo, el que había ido a verlo de noche, y trajo unas cien libras de una
mixtura de mirra y áloe. Tomaron el cuerpo
de Jesús y lo envolvieron en los lienzos
con los aromas, según se acostumbra a enterrar
entre los judíos. Había un huerto en el sitio donde lo crucificaron, y en el huerto,
un sepulcro nuevo donde nadie había sido enterrado todavía. Y como para los judíos era el día de la Preparación, y el sepulcro estaba
cerca, pusieron allí a Jesús.
REFLEXIÓN
Guía:
¡Oh Madre, tan afligida!
Ya que en la persona del apóstol San Juan nos acogiste como a tus hijos al pie de la cruz y ello a costa de dolores tan acerbos, intercede por nosotros y alcánzanos las gracias que te pedimos en esta oración. Alcánzanos, sobre todo, oh
Madre tierna y compasiva, la gracia de vivir y perseverar siempre en el servicio de tu Hijo amadísimo, a fin de que merezcamos alabarlo eternamente en el cielo.
Todos:
Padrenuestro, siete Ave Marías, Gloria
ORACIÓN FINAL
Guía:
Oh Doloroso e Inmaculado Corazón de María, morada de pureza y santidad,
cubre mi alma con tu protección maternal a fin de que, siendo siempre fiel a la voz de Jesús, responda
a Su amor y obedezca Su divina
voluntad. Quiero, Madre mía, vivir íntimamente unido a tu Corazón que está totalmente unido al Corazón de tu Divino Hijo. Átame a tu Corazón
y al Corazón
de Jesús con tus virtudes
y dolores. Protégenos siempre.
Todos: Amén.