MARI PAZ LÓPEZ SANTOS, pazsantos@pazsantos.
MADRID
ECLESALIA, 14/02/20.- El
Congreso Nacional de Laicos, que se celebra en Madrid,
los días 14, 15 y 16 febrero 2020, es un acontecimiento en el que nos
debemos implicar, de forma presencial quienes puedan asistir y de forma
virtual por los medios habituales de las redes.
Me sale dar las gracias, lo primero, a tantos laicos y laicas de
comunidad, asociaciones, parroquias, etc. que llevan trabajando muchos
meses el documento que se llevará al Congreso. Hay amplia información en
www.pueblodediosensalida.com
El lema del Congreso, “Pueblo de Dios en salida” nos remite al Papa Francisco en la Exhortación Evangelii Gaudium (46):
“La Iglesia ‘en salida’ es una Iglesia con las puertas abierta. Salir hacia los demás para llegar a las periferias humanas no implica correr hacia el mundo sin rumbo y sin sentido. Muchas veces es más bien detener el paso, dejar de lado la ansiedad para mirar a los ojos y escuchar, o renunciar a las urgencia para acompañar al que se quedó al costado del camino”.
Creo que los laicos ya estamos ahí, afuera, que no es lo mismo que en
las afueras existenciales de tantos que viven en las cunetas. Ese es
otro tema.
Me gusta que el lema hable del Pueblo de Dios, que ya en el Concilio
Vaticano II quedó confirmada una mayoría de edad en la Lumen Gentium
(LG,II,12- LG,IV,30-38) así como en el Catecismo de la Iglesia que se
hace eco de la Encíclica.
Decía Jean Guitton (“El silencio sobre lo esencial”, EDICEP, Valencia,1988, pp.13 y 14), filósofo y laico católico, que participó en el Concilio Vaticano II, amigo personal del Papa Pablo VI:
“¡Cuántas veces habré oído al Papa Pablo VI decirme (él que fue posiblemente el primer papa de espíritu laico) que la tarea de un laico no es transmitir la verdad revelada a la manera de un sacerdote, sino que el laico debe brindar un testimonio personal, fundado sobre su propia historia, sobre su propia experiencia, sobre su propia conciencia!”.
Así nos vemos en la realidad del mundo actual como Pueblo de Dios en
salida y con sandalias. Así podremos ir acompañados de cardenales,
arzobispos, obispos, sacerdotes y religiosos, como hermanos juntos en lo
mismo… y también con sandalias, deportivas o botas
de montaña según donde la tarea por el Reino nos lleve. Cada vez con
mayor conciencia de nuestra identidad laical y más reconocimiento por
parte de los estamentos de la Iglesia.
Después del tema del Congreso, leí lo que creo que es un deseo convertido en tema:
“Un laicado en acción. Vivir el sueño misionero de llegar a todas las personas”.
Efectivamente, laicos en acción, pero para salir por ahí y vivir sueños
misioneros hace falta antes revisar interiormente nuestra propia vida
espiritual. Hay tanto trabajo por hacer en todos sitios que el refuerzo
interior del día a día es imprescindible.
Cuando los laicos hablamos de esto, enseguida se nos dice que hay que
formarse; efectivamente, tema muy importante el de la formación
teológica, bíblica, etc. y en los diferentes carismas de la Iglesia a la
que los laicos y laicas nos asociamos pero, aún antes
de la formación hay que cuidar la vida de dentro, la vida espiritual.
No podremos dar de lo que no tenemos.
Es necesaria la oración personal, el tiempo privado de lectura del
evangelio escrutando el camino de Jesús, donde ponía los pies… con sus
sandalias, para no ir haciendo lo que pensamos, sino lo que Él haría en
este justo momento de la historia de la Humanidad.
Y como la palabra sueño está en el tema, me atrevo a soñar en lo que me gustaría que fuéramos creciendo en el camino como Pueblo de Dios en salida:
- Fomento de la oración, meditación y silencio personal
- Implicarnos en que la comunión de los diferentes grupos y carismas sea real.
- Pedir que la liturgia sea revisada. Cuidar especialmente en los sacramentos que son los espacios donde se acercan quienes se alejaron o no son creyentes. Incluir poco a poco espacio de silencio en las celebraciones, en donde los micrófonos están permanentemente en acción.
- Tomarnos en serio la belleza en la vida de la Iglesia (música, pintura, teatro, redes, etc.) que es un camino de acogida. La belleza la entiende el ser humano sea quien sea.
- Poner en práctica en todo momento el “cuidado de la Casa Común”, como dice el Papa Francisco, en los pequeños detalle de cada día. Por ejemplo: nos reunimos para tratar cientos de cosas, en charlas, coloquios, mesas redondas, conferencia, clases magistrales, etc. y habría que hacer desaparecer definitivamente el uso de miles de pequeñas botellas de plástico en todo tipo de eventos eclesiales. Hemos de ser activos, contemplativos y prácticos.
Podría seguir soñando pero espero a los resultados del Congreso que seguro llegarán dando cuerpo a los sueños.
Gracias a todas y todos los que habéis trabajado duro y con ilusión;
estaréis en mi oración de forma muy especial en los días del Congreso
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