En la comunidad
de Lugo hemos celebrado con gran gozo los 100 años de vida y 80 de profesión
religiosa de nuestra hermana Trini.
Lo hemos hecho
en la parroquia donde tantos años ha vivido y celebrado la Eucaristía y se ha
entregado sin reserva, en el barrio donde la gente la aprecia y la quiere, y
bien se lo han demostrado.
Vino su
familia, su hermana de 96 años y sobrinos, uno salesiano, quien presidio la
Eucaristía solemne y participativa; nos acompañaron las hermanas de Abadin,
amigos y feligreses.
En la homilía de la eucaristía, el
celebrante nos dijo entre otras cosas:
“Hoy, al cumplirse los cien años del nacimiento de mi tía Edelmira, nos
hemos reunido en esta parroquia de la Milagrosa para agradecer a Dios su larga
y fecunda vida.
Hoy nosotros, que nos encontramos en esta Santa Misa, frente al Señor,
hemos venido a rezar para pedir por mi tía y recordar tantas cosas buenas que
nos enseña con el ejemplo de su vida y que nos ayudan a ser mejores. Le pedimos
al Señor que tenga en cuenta y considere todo el bien que sigue haciendo a su
alrededor.
Quienes nos encontramos aquí hoy
sabemos muy bien que en una familia unida, donde cada día crece más el amor,
recordar es agradecer, y el agradecimiento enriquece.
La acción de gracias por los seres queridos hace felices a las personas
y aumenta en cada uno el deseo de conocer mejor la historia familiar, que es la
historia de los orígenes.
A muchísima gente, y por supuesto a todos nosotros, la experiencia de
la vida nos dice que para avanzar hacia el futuro es necesario conocer el
pasado, de allí la importancia de la historia familiar. Además comprobamos que
cuando se trata específicamente de la familia, la historia no es solo un relato
de hechos que han ocurrido, es sobre todo descubrir el amor de las personas que
nos quieren. Un amor dirigido a los suyos: los padres, los hermanos, los
sobrinos, y que luego se hace extensivo a muchas personas más.
Yo creo que la historia no se puede escribir con odios y
resentimientos. Es por eso que los seres humanos necesitamos perdonarnos y
comprendernos siempre para poder transmitir tantas cosas buenas, que son reales
y son las que deben aparecer y no las malas.
Gracias a Dios nosotros podemos decir que nuestra experiencia familiar
está llena de siembra amorosa en los ámbitos familiares, por eso estamos aquí,
para corresponder con nuestro agradecimiento y nuestra oración. Quisiéramos ser
tan buenos como nuestros pa- dres y tantos familiares nuestros lo fueron, gente buena que hizo el bien por donde pa-
só. Y sin duda una de esas personas buenas es mi tía.
Hoy estamos celebrando la vida de mi tía Trini, al cumplir los 100 años
de existencia. Una vida en la que seguro no han faltado circunstancias duras y
difíciles; una vida que se sitúa incluso en el escenario de una guerra civil.
Sé que a ella no le gustan los aplausos, los homenajes ni el protagonismo, sino
la discreción que nace de la humanidad. Pero hoy es protagonista en contra de
su voluntad. Y creo que es homenajeada porque lo merece.
Que la Virgen María, Auxiliadora de los Cristianos, la cuide, la
proteja y le alcance las gra- cias necesarias para que pueda vivir siempre
feliz todo el tiempo que Dios le dé.
En la plegaría Eucarística, su sobrino la invita subir al
altar al lado de Él, no quería pero baja a por ella y permanece hasta el final.
Esta fiesta, no
termina aquí; al día siguiente domingo, en todas las Misas, se anuncia que el
próximo sábado presidirá el Señor Obispo la Eucaristía donde algunos jóvenes
recibirán el Sacramento de la confirmación y se le hará un homenaje a Trini por
sus 100 años y 80 de Profesión Religiosa.
Y llegó este
día tan anunciado; El Señor Obispo preside la Eucaristía donde 17 jóvenes
reciben el Sacramento de la Confirmación. En el ofertorio presentan a Trini,
religiosa de la Sagrada Familia, que hace 80 años se consagró al Señor
solemnemente y hoy la renueva ante el Señor Obispo y la asamblea parroquial.
Al final de la
Eucaristía, el párroco valora su entrega primero con los enfermos y más tarde
en la parroquia. Por eso siente la obligación de homenajearla en nombre de la
parroquia; el obispo le entrega un cuadro de la Sagrada Familia precioso y un
ramo de rosas.
Seguido pasamos
al local donde compartimos unos pinchos y nos saludamos. Trini muy agradecida y
emocionada por tantos detalles como ha recibido. Nosotras también lo celebramos muy agradecidas
La comunidad de Lugo