No es igual la mentira de un niño que miente diciendo que no ha roto el cristal con la pelota que las mentiras asesinas de Putin que niega haber bombardeado en Ucrania una escuela, un hospital, un centro comercial y zonas urbanas de civiles. También miente la OTAN reunida en Madrid, entre visitas al Prado y cenas opíparas, cuando aparece como totalmente inocente del conflicto bélico actual y se presenta como la única solución posible gracias a su potente armamento y sus mortíferas ojivas. Mienten políticos españoles y marroquíes que cuestionan la masacre de Melilla y mienten quienes no dan importancia a la muerte de centroamericanos asfixiados en un furgón rumbo a Texas.
Mienten políticos y
científicos que distorsionan la pandemia de la covid-19; mienten historiadores
que ofrecen una visión sesgada del pasado y del presente; mienten los medios de
comunicación que difunden fake news y noticias
sensacionalistas, con silencios cómplices e interesados, al servicio del poder
establecido.
No es nueva la
tentación de mentir, de presentar testimonios falsos y ocultar la verdad. Por
esto todas las tradiciones culturales y religiosas de la humanidad
prohíben mentir. La tradición andina proclama el ama llulla,
“no seas mentiroso”. En la tradición judío-cristiana el no mentir forma parte
de los mandamientos de Dios. En el Antiguo Testamento, mientras dos viejos
corruptos acusan a la casta Susana de lo que ellos mismos querían cometer, el
joven profeta Daniel, enviado por Dios, descubre la mentira y condena a los
ancianos. En el Nuevo Testamento, Jesús de Nazaret es acusado por escribas,
fariseos y sacerdotes de borracho, endemoniado y blasfemo. Pero el Padre al
resucitarlo, muestra la mentira de los que le acusan falsamente y prueba la
inocencia de Jesús.
Cuando Jesús le
dice a Pilato que ha venido para dar testimonio de la verdad, Pilato le
pregunta con escepticismo ¿Qué es la verdad? Muchos siglos más tarde le
responderá Maxence Van der Meersch: Pilato, la verdad es estar al lado
de los oprimidos. Solo desde las víctimas se comprende la verdad,
aparece la mentira y caen las máscaras de los poderosos que ocultan la verdad
para aferrarse al poder. Solo la verdad nos hace realmente libres. ¿Lo saben
los actuales dueños del poder y los responsables de las actuales guerras?
Víctor Codina