28 de mayo de 2009

Boff propone a D’Escoto declaración del bien común entre la humanidad y la tierra

Por
Leonardo Boff, profesor emérito de Ética de la Universidad de Río de Janeiro y Comisionado de la Carta de la Tierra, remitió este lunes al presidente de la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas,

ONU, Miguel D’Escoto, una “Declaración Universal del Bien Común de la Humanidad y de la Tierra” para preservar la especie y la naturaleza.Esta propuesta de declaración, de 32 puntos, inicia con la toma de conciencia de que “llegamos en un momento de la historia y de la conciencia humana en que vemos la urgencia de poner en el centro de nuestras preocupaciones colectivas la vida, la Humanidad y la Tierra”.
A continuación les presentamos el texto íntegro de la propuesta de Leonardo Boff, al padre Miguel D’Escoto.

Declaración Universal del Bien Común de la Humanidad y de la Tierra:
0. Llegamos en un momento de la historia y de la conciencia humana en que vemos la urgencia de poner en el centro de nuestras preocupaciones colectivas la vida, la Humanidad y la Tierra.
1. Tierra y Humanidad forman una única y gran entidad. Ambos comparten un destino común.
2. La Tierra está insertada dentro de un vasto y complejo cosmos en evolución. Ella esta viva, es la Madre Tierra que se auto-regula, articulando, en un equilibrio sutil, lo físico, lo químico y lo biológico de tal forma que se hace siempre propicia a la vida. Produjo, en su billonaria historia, toda una comunidad de vida única. Desde dentro de esta comunidad de vida, emergió la comunidad de la vida humana -la Humanidad- como la parte consciente e inteligente de la misma Tierra.
3. Pertenecemos todos a la Tierra. Ella no nos pertenece por que fue ella quien nos generó. Este sentimiento de pertenencia se fortalece cuando vivimos el cuidado para con ella, el respeto ante su inmensa biodiversidad, el parentesco con todos los seres vivos, la gratitud por todo lo que ella nos regala, la conciencia del lugar que nos ha reservado en el conjunto de los seres y la reverencia ante el misterio del Ser que ella siempre suscita.
4. La misión señalada a los seres humanos es la de ser los guardianes y los cuidadores de su vitalidad y de su integridad. Pero, debido al excesivo consumo y despilfarro, la Tierra ha ultrapasado en mucho su capacidad de reposición de los bienes y servicios que nos brinda. Tenemos que ayudarla a rescatar su vitalidad e integridad.
5. Ahora llegamos en un momento crítico en que debemos sumar esfuerzos para garantizar el destino común y evitar que la crisis se transforme en una tragedia. Está en nuestras manos poner en marcha una visión compartida de valores y principios que funden otra forma de habitar este planeta, mediante otros modos de producir con sostenibilidad, de distribuir con equidad, de consumir con solidaridad, de conservar con celo la herencia natural y cultural que hemos recibido del pasado y garantizar el bien vivir de las presentes y de las futuras generaciones. Por eso, tenemos que incluir en el contrato social planetario, el contrato natural. La preservación de la naturaleza y de la Tierra son las precondiciones necesarias de todos los demás contratos e iniciativas humanas.
6. Los retos ambientales especialmente el calentamiento global, los económicos, financieros, políticos, sociales, culturales, éticos y espirituales están todos interconectados y nos obligan a nosotros, los pueblos de la Tierra, a proclamar nuestra responsabilidad los unos hacia los otros y juntos, con gran esperanza, buscar soluciones incluyentes.
7. Pesan sobre la Tierra y la Humanidad graves amenazas, incluso la eventual desaparición de nuestra especie humana y de peligrosos daños a la biosfera. Ante esta catástrofe evitable, tenemos todos la obligación ética de asumir nuestra responsabilidad colectiva para evitar una tragedia colectiva y para forjar un futuro esperanzador para la Humanidad, para toda la comunidad biótica y para la integridad del planeta Tierra.
8. O hacemos una alianza global para cuidar la Humanidad y la Tierra o arriesgamos la destrucción de nuestro futuro común.
9. Esta alianza será fundada en una ética de la responsabilidad colectiva, del cuidado esencial, de la compasión para con todos los que sufren en la Humanidad y en la naturaleza, de la solidaridad a partir de los últimos, del respeto ante todo ser y del uso compartido, sostenible, equitativo y pacifico de los bienes y servicios de la Madre Tierra.
10. Somos ciudadanos de diferentes naciones y al mismo tiempo somos ciudadanos planetarios, viviendo relaciones circulares entre lo local y lo global. La comunidad de pueblos es simultáneamente una comunidad de bienes comunes que forman el Bien Común y que deben servir a la vida de todos, de las presentes y de las futuras generaciones y de la comunidad de los demás seres vivientes.
11. Hay que crear una política y una ética globalizadas que respete e incluya las muchas experiencias y tradiciones culturales de los diferentes pueblos.
12. Se trata de reafirmar el Bien Común de la Humanidad y de la Tierra de forma a dar otra configuración a la aventura humana en este pequeño planeta.
13. El Bien Común de la Humanidad y de la Tierra tiene las características de universalidad y de gratuidad. Es decir, tiene que involucrar todas las personas, los pueblos y la comunidad de vida. De este Bien Común Mundial nadie pude ser excluido. Además, por su naturaleza, es algo gratuitamente ofrecido a todos y no es objeto de compra o venta ni está bajo la lógica de la competencia.
14. El Bien Común de la Humanidad y de la Tierra trasciende las naciones y las culturas y está vinculado íntimamente con la vida y los medios de la vida, independientemente de los costos implicados para su disponibilidad. Representa lo que es vital, esencial e insustituible. Por eso, aparece bajo la forma de derechos humanos personales, sociales y ambientales. Estos derechos no pueden ser considerados como necesidades que deben ser atendidas por el mercado, sino que son intrínsecos a los ciudadanos, como realmente derechos incondicionales, anteriores al mercado y no dependientes del nivel económico o cultural de los sujetos.
15. Cada persona y todos son responsables por el Bien Común de la Humanidad y de la Tierra especialmente la comunidad política representada por el Estado que públicamente tiene la gestión democrática del Bien Común. Rige una solidaridad colectiva en el usufructo de los bienes esenciales a la vida y en la manutención de la comunidad biótica terrenal.
16. El Bien Común de la Humanidad y de la Tierra representa los intereses comunes y también aquellos bienes que, aunque estén bajo la soberanía nacional, poseen un valor intrínseco para toda la comunidad mundial. La soberanía territorial de los Estados tiene que asumir una función social mundial. Más que una soberanía-dominio es una soberanía-servicio. Ya no existen bienes no pertenecientes a nadie sino que todo lo existente compone el Bien Común de la Tierra y de la Humanidad como la Atlántica, los fondos marinos lejanos, la estratosfera, la Luna, Marte y otros planetas.
17. Estos son algunos de los bienes fundamentales que constituyen el Bien Común de la Humanidad y de la Tierra: El primero es sin duda la propia Tierra. Ella se pertenece a si misma o al conjunto de los ecosistemas que la componen. Es un don del universo que apareció en nuestra galaxia a partir de un sol ancestral que originó el sol actual alrededor del cual la Tierra gira como uno de sus planetas. Por el hecho de que comparece como un súper-organismo vivo que se auto-organiza y auto-regula y por que es Madre Tierra, generadora de todos los demás vivientes, es portadora de dignidad. Esta dignidad reclama respeto y veneración y hace que ella sea sujeto de derechos: derecho de ser cuidada, protegida y mantenida con condiciones de continuar a producir y a reproducir vidas y de co-evolucionar ya que está evolucionando hace miles de millones de años.
18. La biosfera de la Tierra es un patrimonio común de toda la vida de la cual la Humanidad es su tutora. Dentro de la biosfera se encuentran todos los ecosistemas y la inmensa biodiversidad, sea de los seres vivos visibles -una pequeña minoría- sea de los invisibles -una gran mayoría- como las bacterias, hongos, virus y microorganismos. Nosotros mismos dependemos de la biosfera y somos eco-dependientes de todos los demás seres.
19. Pertenecen al Bien Común de la Humanidad y de la Tierra, todos los recursos naturales, incluyendo los genes, los micro-organismos, el aire, la tierra, la flora, la fauna y en especial las muestras representativas de los ecosistemas naturales. Hay que incluir en el Bien Común de la Humanidad de la Tierra la infraestructura física, química, informacional, sin la cual seria imposible la emergencia y la sustentación de la vida en sus diferentes formas.
20. Especialmente el agua, los océanos y las florestas pertenecen al Bien Común de la Humanidad y de la Tierra. El agua es un bien natural, común, esencial e insustituible. Todos tienen derecho al acceso a ella, independiente de los costos implicados en su captación, reserva, purificación y distribución que serán asumidos por el poder público y por la sociedad. Como tal no puede ser transformada en mercancía, porque la vida es sagrada y no objeto de trueque. Lo mismo hay que decir de las florestas tropicales y subtropicales, en donde se encuentra la más grande biodiversidad y la humedad de la Tierra. Son las florestas las que impiden que los cambios climáticos hagan inviable la vida en el planeta, por que son las grandes secuestradoras de dióxido de carbono. Sin florestas no hay vida ni biodiversidad. Los océanos son los grandes depósitos de vida, los reguladores de los climas, el punto de equilibrio de la base física y química de la Tierra. Océanos y florestas constituyen a la vez un problema vital y ambiental.
21. Los climas de la Tierra pertenecen al Bien Común de la Humanidad y de la Tierra, por que son condición esencial de la manutención de la vida. Como son preocupación común de la Humanidad deben ser tratados globalmente con una responsabilidad compartida. Por el hecho de que somos esencialmente seres sociales, todos tienen el derecho internacional a la solidaridad y a la compasión especialmente en los momentos en que se encuentran en necesidad.
22. En el ámbito del Bien Común de la Humanidad y de la Tierra deben estar incluidos los bienes comunes públicos que sirven directamente a la vida como los genes, las semillas, el agua, la electricidad, los servicios de correo, de telefonía, de comunicación como el internet, los ferrocarriles, los puertos, los aeropuertos, los transportes colectivos, la salud, la educación, la seguridad.
23. Pertenecen al Bien Común también los distintos saberes acumulados por los pueblos y por la investigación humana, especialmente la tecnociencia y la nanotecnología. Ésta propicia la creación de nanopartículas que pueden salvaguardar y potenciar la vida como aquellas que se replican y pueden aniquilar todo tipo de vida, lo que demanda especial cuidado por parte de la sociedad mundial y de los poderes públicos.
24. El gran Bien Común de la Humanidad y de la Tierra es la misma Humanidad como un todo. Es un valor intrínseco único y un fin en si mismo. Pertenece al reino de la vida, marcada por alta complejidad, capaz de conciencia, sensibilidad, inteligencia, fantasía creadora, amor y apertura al Todo. Tiene raíces cósmicas, biológicas, culturales y espirituales y se presenta como un proyecto infinito. Testimonia la clara percepción de ser portadora de una inviolable dignidad. Nunca está terminada y por esto se encuentra siempre en construcción. Puede intervenir en los procesos naturales, moldear su historia e interrogarse sobre su destino y el del universo. Cometen crimen contra la dignidad de la Tierra quienes destruyen las condiciones de su vida y reproducción.
25. El ser humano es el único ser hablante. Ha creado expresiones de si mismo por las muchas lenguas, en la técnica, en el arte, en la música, en el pensamiento, en los muchos saberes, en innumerables monumentos, en las más diferentes formas de convivencia social y política y en las religiones. Todas estas expresiones pertenecen al Patrimonio Común de la Humanidad. Cometen crimen contra la dignidad de la Tierra los que hacen guerras y construyen una maquina de muerte que puede eliminar de la faz de la Tierra la vida humana y dañar profundamente la demás comunidad de vida.
26. Cinco ejes fundamentales pueden sustentar y dar coherencia a las nuevas iniciativas que originan un nuevo paradigma de civilización planetaria:
-La utilización sostenible y responsable de los recursos naturales. Ello significa otro enfoque de las relaciones entre los seres humanos y la naturaleza: pasar de la explotación al respeto de esta última, fuente de toda la vida.
-Privilegiar el valor de uso sobre el valor de cambio. Por tanto, definir la economía como la actividad destinada a crear, dentro del respeto de las normas sociales y ecológicas, las bases de la vida física, cultural y espiritual de todos los seres humanos sobre el planeta.
-Generalizar la democracia a todas las relaciones sociales y a todas las instituciones. No solamente aplicarla y profundizarla en el campo político, con una nueva definición del Estado y de los organismos internacionales, sino también ampliarla al área de la economía, de la cultura y de la relación entre hombres y mujeres a fin de que sea verdaderamente una democracia sin fin.
-Un hecho mínimo debe nacer del intercambio multicultural y de las tradiciones filosóficas y religiosas de los pueblos a fin de que puedan participar en la definición del Bien Común de la Humanidad y a la elaboración de nuevos valores.
- Una espiritualidad debe acompañar a la Humanidad como manifestación de su sentimiento de pertenencia a un Todo que lo circunda por todos los lados. Con él, puede entrar en contacto y establecer relaciones de devoción y veneración. Esta dimensión ubica al ser humano en el cosmos y le confiere sentido a su corto paso por este pequeño planeta.
27. La búsqueda fundamental de ser humano es la vida feliz. Más que la acumulación de bienes
quiere alcanzar el bien vivir. Éste supone una economía de lo suficiente y decente para toda la comunidad, viviendo en comunión con los demás seres humanos, con la naturaleza, con el aire, con las aguas, con las energías cósmicas, con la Pachamama y con la Ultima Realidad. El bien vivir invita a no consumir más de lo que el ecosistema puede brindar, a disminuir la producción de residuos y refuerza la reutilización y el reciclaje de las cosas que fueron utilizadas.
28. Garantizar el Bien Común de la Humanidad y de la Tierra implica pasar de una civilización industrial que rechaza la acumulación a precio de explotar la fuerza de trabajo, devastar la naturaleza y crear grandes desigualdades sociales en dirección de una civilización de la sustentación de toda vida, produciendo en consonancia con los ciclos de la naturaleza, con equidad social y con sentido de solidaridad con las generaciones presentes y futuras. Tras de haber explotado el capital material que por su naturaleza es finito, llegamos en el momento de ocuparnos con el capital espiritual que es infinito. Esta será entonces una bio-civilización, del Bien Común de la Humanidad y de la Tierra de la Feliz Esperanza, anhelo de millones y millones de todo el mundo.
29. Para alcanzar este otro estadio de vivir juntos con la Tierra y con naturaleza se exige un cambio en las mentes y en los corazones y la creación de espacio para otras dimensiones del ser humano. El uso exclusivo y abusivo de la razón instrumental nos ha hecho sordos al clamor de la Tierra y a los gritos de los oprimidos que son las grandes mayorías de la Humanidad. Por eso, la razón intelectual tiene que ser completada con la razón sensible, emocional, cordial y espiritual. En nuestro profundo somos seres de afecto, de sensibilidad y de amor, dimensiones en las cuales se anidan los valores y la percepción ética que nos animan a amar la vida, a respetar la Madre Tierra e a exaltar la majestad del universo.
30. Para mantener vivo el Bien Común de la Humanidad y de la Tierra, cuatro principios éticos resultan imprescindibles y cuatro virtudes comparecen como necesarias.
- El primer principio ético es el respeto. Cada ser tiene valor intrínseco. Su utilización para el Bien de la Humanidad se rige por un sentido de responsabilidad y de conservación de su existencia y no exclusivamente por una ética utilitarista.- El segundo es el cuidado. Es una actitud amorosa para con la realidad, que repara los daños pasados y previene los futuros y a la vez se extiende a todos los campos de actividad humana. El cuidado está ligado intrínsecamente a la manutención de la vida, de la Humanidad y de la Tierra por que sin cuidado se debilitan y desaparecen.- El tercer principio es la responsabilidad universal que es la conciencia de los efectos dañinos o buenos de las acciones humanas sobre el Bien Común, sobre el equilibrio de la Tierra y sobre el futuro de la Humanidad.- El cuarto principio es la cooperación que en el pasado permitió el salto de la animalidad a la humanidad y sin la cual no existe el vivir juntos y ni crea relaciones de justicia y equidad.
31. Cuatro virtudes aparecen como connaturales al Bien Común de la Humanidad.
- La primera es la hospitalidad entendida como derecho y como deber. Todos son hijos e hijas del mismo Hogar Común y tienen el deber y el derecho de acoger y de ser acogidos recíprocamente.- La segunda, es la convivencia que se deriva del hecho de que somos seres sociales y políticos y que debe ser organizada de forma que todos puedan sentirse incluidos, participantes y co-responsables.- La tercera es la tolerancia que acepta y aprecia las diferencias de personas, de culturas y de cosmologías como expresiones diferentes de la misma naturaleza humana. La tolerancia impide que las diferencias sean vistas como desigualdades.- La cuarta virtud es la comensalidad, virtud presente en todas las tradiciones culturales. Es el ancestral sueño de reunir toda la familia humana al rededor de la mesa, para comer y beber juntos como hermanos y hermanas y disfrutar de la generosidad de la Madre Tierra. Esto representa la utopía necesaria sin la cual la vida social perdería su sentido.
32. Por fin pertenece al Bien Común de la Humanidad la creencia testimoniada por las tradiciones espirituales, y afirmada por las ciencias de la Tierra, de que por detrás de todo el universo, de cada ser, de cada persona y de cada evento actúa la Energía de Fondo, misteriosa e inefable, llamada también Fuente Alimentadora de todo el Ser. Esta energía -estamos seguros- actuará también en el caos haciendo que éste no sea catastrófico sino creativo y generativo de nuevas órdenes de convivencia, de modelos económicos innovadores y de un sentido más alto de vivir y de convivir.

Contribución para el Presidente de la Asamblea de la ONU Miguel D’Escoto Brockmann por Leonardo Boff, profesor emérito de Ética de la Universidad de Río de Janeiro y Comisionado de la Carta de la Tierra.

25 años de asociado

25 años de asociado

Último compromiso Pozuelo julio 2019

Último compromiso Pozuelo julio 2019

Imagen en la Isla

Imagen en la Isla

MONASTERIO de OTEIZA

MONASTERIO de OTEIZA
Horarios de Eucaristías: días laborables a las 7,50 h. y Domingos y festivos a las 10,30 horas

Archivo de entradas