Este
segundo domingo de Pascua nos hemos reunido virtualmente todas las vocaciones
de la Familia en España para orar juntas por la paz. Bajo el lema: Iluminando
el mundo, experimentamos la llamada a buscar lo esencial y nos sentimos
enviados por Jesús Resucitado. También nosotros, como los de Emaús, caminamos
entre las sombras y las luces que la realidad nos presenta, pero terminamos con
ese fuego interior que caldea los corazones y nos da energía para el camino.
¡FELIZ Pascua florida! ¡Paz a vosotros!
Es una alegría
grande encontrarnos para orar juntos en este tiempo pascual donde hasta la
naturaleza (en nuestro hemisferio) revive, dándonos el mensaje de que la vida
se renueva continuamente.
-
En cada Pascua,
celebramos la memoria de la liberación y la esperanza en camino hacia una nueva
tierra todavía por alcanzar.
-
En cada Pascua
hacemos memoria de Jesús de Nazaret. Su vida fue toda ella pascual porque pasó
haciendo el bien a todos, liberando la vida, curándola y cuidándola. Entregando
la suya gratuitamente.
-
Su muerte en cruz
golpeó la fe de sus seguidores, pero no la destruyó. María Magdalena, Pedro,
Tomás, los discípulos de Emaús, Pablo y muchos más - nosotros entre ellos -
continuamos proclamando que Jesús estaba vivo, pues la vida que se da por amor,
no puede morir en la tumba.
-
Hoy también somos
golpeados por la realidad mundial que estamos viviendo. En los “crucificados”
de hoy se prolonga la pasión y nuestra fe y nuestra esperanza son puestas a
prueba. Felices nosotros si continuamos creyendo y esperando a pesar de lo que
vemos. Si continuamos siendo luz para la Humanidad.