24 Diciembre 2021
Jesús nace en los hospitales
donde médicos, enfermeras y sanitarios cuidan a las víctimas de la Covid-19.
Nace en Lesbos y Lampedusa, en los campamentos de Calais y entre las personas,
manipuladas políticamente, que pasan hambre y frío en la frontera entre
Bielorrusia y Polonia. Nace en las pateras de los migrantes que buscan una vida
mejor y nace en los barcos que intentan salvarlos de morir en el Mediterráneo.
Jesús nace hoy en Haití y entre los centroamericanos que atraviesan México para llegar a Estados
Unidos. Nace en la Amazonía explotada y destrozada por las multinacionales.
Nace en los pueblos del Sur que no tienen vacunas porque las empresas
farmacéuticas no ceden sus patentes. Jesús nace hoy en la ciudad palestina de
Belén, víctima del acoso de Israel. Nace en la isla canaria de La Palma cuyos habitantes han
perdido sus casas y cultivos de plátanos por la erupción y la lava
incandescente del volcán.
Jesús nace entre la juventud que
pide un cambio ecológico, y entre las mujeres que piden dignidad, justicia,
libertad y cese de la violencia. Jesús nace en los pesebres que los abuelos ponen en
su casa, aunque sus hijos y sobre todo sus nietos, no lo comprenden, pero
callan por respeto. Jesús nace en las parroquias, comunidades y centros que
preparan la Navidad con retiros, actividades solidarias y ensayos de
villancicos. Nace entre los voluntarios que reparten comida a los sin techo y
colaboran a una Iglesia que quiere ser hospital de campaña.
Esta reflexión no brota de una
ideología filo-marxista, ni de una ingenua utopía, sino de una actualización
del relato evangélico de Lucas que nos narra que Jesús nace en un
pesebre porque no había lugar para María y José en la posada. El
nacimiento de Jesús no se anuncia a los sacerdotes de Jerusalén, ni al
emperador Octavio César de Roma, sino a unos pobres pastores que cuidaban su
rebaño, muchas veces tenidos como antisociales por sus contemporáneos. Los
ángeles anuncian a los pastores que ha nacido un Salvador que es el Mesías, el
Señor. Y los ángeles cantan un himno de gloria a Dios y paz a las personas que
él ama.
Jesús viene a poner el mundo
patas arriba, no tergiversemos ni manipulemos su venida.
¡Feliz Navidad, a todas las
personas de buen corazón!
Víctor Codina