La
Plaza de la Concordia de la capital jiennense fue el punto de partida de la
actividad. Unas 150 personas de todas las edades se habían concentrado para
caminar con este fin sensibilizador, que respalda la propuesta del papa
Francisco de acoger, proteger, promover e integrar a los migrantes. A la marcha
se sumaron también las residencias de mayores “Altos del Jontoya”, “Fuente de
la Peña”, “Hermanitas de los Pobres” y “La Inmaculada”, además del Centro
Josefa Segovia, lo que permitió que el total de participantes rondara las 300
personas.
El
secretario de Migraciones de la Diócesis de Jaén, Jesús Castro, intervino al
comienzo de la jornada y dio la bienvenida a los asistentes: “Caminando juntos
aprendemos los unos de los otros, forjamos amistades y también enviamos un
fuerte mensaje de unidad a los líderes políticos, a la ciudadanía y a la
sociedad en general. Entre todos, nos proponemos caminar 1 millón de
kilómetros. Cada paso que demos en un lugar del mundo será un paso hacia la
construcción de comunidades más fuertes y hacia la apertura de nuestras mentes
y corazones a un futuro común”, aseguró. Después de escuchar la canción “Somos
uno”, de Axel, la marcha comenzó por el Paseo de la Estación, hasta recalar en
la residencia de las Hermanitas de los Pobres. Los mayores se sumaron a la
iniciativa. “Aunque muchos no podéis caminar con los pies, pero sí lo hacéis
con el corazón, con espíritu abierto y solidario, que es lo más valioso y
transformador”, les dijo Castro en su intervención.
Emotivas
palabras
Uno de
los residentes, Pedro León, leyó una carta a los asistentes. Tras dar la
bienvenida, explicó que toda la comunidad de las Hermanitas de los Pobres se
sumaba a esta Marcha Solidaria Mundial y les pidió que tuvieran “fe y
esperanza”. León recordó que él, al igual que muchos españoles, también fue
migrante, al marchar, en el año 1960 para Holanda, donde trabajó 5 años. “Sé lo
que es estar lejos de la familia, tener otro idioma, hacer los trabajos más
duros, añorar nuestras comidas… Queremos desearos suerte, estar con vosotros y
participar en esta Marcha Solidaria Mundial”, afirmó emocionado. “Os llevamos
en nuestros corazones”, concluyó el residente en las Hermanitas de los Pobres.
También fueron especialmente emotivas las palabras del
obispo emérito de Cádiz, Antonio Ceballos, quien no pudo contener las lágrimas
rememorando algunos de los duros momentos vividos en su etapa en la diócesis
gaditana. “Yo soy del interior, de aquí, de Jaén. En Cádiz me encontré con
muchos kilómetros de costa y, sobre todo, un país vecino: Marruecos. ¡Cuántas
veces tuve que llorar! Tuve que enterrar a migrantes sin nombre.
Estaba emocionado
entonces y lo sigo estando. ¡Cuántas veces
tuve que asistir a entierros de niños pequeños muertos en el Estrecho!”,
compartió el obispo emérito. Posteriormente, los participantes caminaron por el
interior de la residencia para sumar kilómetros y concluyeron la estancia en la
residencia con la canción de Pedro Sosa “Sueño de esperanza”.
La Marcha Solidaria
Mundial hizo una nueva parada en la residencia La Inmaculada, en la que los
residentes dejaron constancia con carteles y sus palabras de la adhesión a la
iniciativa. La Marcha Solidaria Mundial concluyó en la Plaza de Santa María,
donde los asistentes corearon la canción “Todo va a ir bien”, de Luis Guitarra.