La convivencia era una forma de conocernos, no tanto la comida, que dicho sea de paso el picoteo fue estupendo y la comida muy buena.Empezamos diciendo cada uno de dónde éramos y lo que hacíamos, el equipo técnico, los inmigrantes, refugiados y voluntarios. Después de esta presentación se colocaron las mesas, los platos que cada uno había preparado, acompañado de un vasito de refresco o de agua.De lo que se llevó de España no podía faltar nuestra tortilla de patatas, flores y cañas, propio de la Comunidad Extremeña y de otros países: cuscús, arroces variados y carnes hechas de muy diversas maneras.Fue un tiempo de acogida, de cariño y calor humano. Esa era la finalidad que se deseaba: que se sintieran acogidos y cercanos dentro de la sencillez, amistad y diálogo con todos los que estábamos allí.
Nosotras, como voluntarias, damos clases de español para extranjeros. También cooperamos en el ropero solidario con la misma finalidad de acoger a los más ne- cesitados para que se puedan encontrar integrados, acogidos, queridos, en nuestro pueblo.Una vez más damos gracias a Dios que podemos dar un poco de nuestro tiempo a todas estas personas que necesitan cariño y acogida.Aunque son cosas muy pequeñas, se hace como comunidad para que nuestra misión de comunión pueda ser una realidad en el medio donde estamos insertas.
La Comunidad de Navalmoral de la Mata