Eta vez, compratimos un artículo de Víctor Codina sobre el ministerio femenino que ha sido prublicado recientemente en el blog de Cristianisme i justícia.
Las mujeres, no solo las
feministas, se preguntan por qué en la Iglesia católica las mujeres no forman
parte de la jerarquía (diaconado, presbiterado, episcopado), cuando en la
Iglesia Luterana y en la Iglesia Anglicana hay pastoras ordenadas y obispas.
El argumento que se suele dar en
contra del ministerio femenino es que Jesús eligió 12 apóstoles varones. En
este sentido tanto Pablo VI como Juan Pablo II cerraron la puerta al ministerio
femenino en la Iglesia católica.
Pero estas decisiones papales no
son infalibles y los argumentos que aducen son más sociológicos y anatómicos
que teológicos. El patriarcalismo dominante en Israel impedía que Jesús hubiera
nombrado a mujeres entre los 12 apóstoles que representaban a las 12 tribus de
Israel. Por otra parte Jesús no quiso establecer una nueva sociedad religiosa
sino inspirar un camino evangélico que con el tiempo se tenía que estructurar a
la luz del Espíritu. Además, Jesús, en contra de la costumbre de su tiempo,
habla con mujeres, las sana y perdona y las admite en su grupo de discípulos.
Jesús resucitado se aparece a las mujeres antes que a los apóstoles y María Magdalena es considerada la apóstol de los
apóstoles. En Pentecostés el Espíritu desciende sobre hombres y mujeres.
En las comunidades fundadas por
Pablo aparecen mujeres en cargos importantes de gobierno: Febe, Junia, Prisca,
María, Trifena, Trifonia, Pérside, etc. Teológicamente hablando tanto el varón
como la mujer son imagen de Dios.
Lo que sucedió es que las
estructuras patriarcales greco-romanas, los prejuicios acerca de la
inferioridad de las mujeres, el ansia de poder patriarcal… excluyeron a las
mujeres de los ministerios. Las razones de tal exclusión son sociológicas, no
teológicas y nacen de una lectura literalista y fundamentalista de la Escritura
y del ansia de poder.
El 12 de mayo último, en una
reunión del Papa Francisco con la Unión de Superioras Generales, una de
ellas preguntó qué impide que la Iglesia ordene diaconisas como sucedió en
la Iglesia primitiva, puesto que las mujeres trabajan en la Iglesia,
enseñan, acompañan a enfermos y pobres, presiden la liturgia en ausencia del
sacerdote… El Papa ante este cuestionamiento ha nombrado una comisión de
expertos y expertas para estudiar el diaconado femenino y su presencia en la
Iglesia primitiva.
Se abre pues una puerta al
ministerio femenino, una puerta que hasta ahora parecía definitivamente
cerrada. Confiamos que esta apertura pueda conducir a los demás ministerios
femeninos en la Iglesia. Esto nos daría una imagen de Iglesia jerárquica
menos hierática y poderosa, más humana y tierna, más alegre y sencilla, más
cercana al pueblo y a los pobres.