Misna. Concluyó con un acuerdo de principio para la creación de la Unión Mundial de las Naciones Indígenas, una especie de Naciones Unidas indígenas, la IV Cumbre continental......de los pueblos indígenas de ‘Abya Yala’, nombre que la etnia Kuna de Panamá y Colombia daban a América antes de la llegada de Cristóbal Colón, realizada en Puno, Perú. En la ‘Declaración del Lago Titicaca’, los 5.000 participantes, en representación de 400 etnias del continente americano (casi 40 millones de personas), proclamaron el movimiento y la cosmovisión indígena como “una alternativa frente a la cultura de la muerte, que toma las raíces de la espiritualidad y la cercanía con la Madre Tierra (Pacha Mama)”. Por ende decidieron crear una organización encargada de hacer oír su voz en las más altas sedes internacionales y defender derechos y tradiciones ancestrales. Durante los tres días que pasaron en el altiplano peruano, iniciaron además los primeros contactos con la Conferencia de las Naciones sin Estado de Europa para establecer una “alianza estratégica”. Entre otras instancias que surgieron en la cumbre, estuvo la institución de ‘Estados indígenas plurinacionales’ “en un contexto de crisis de los ‘Estados-naciones’ occidentales”, y la creación de un Tribunal de justicia climática, “para juzgar a las empresas multinacionales y a los gobiernos que las apoyan”, considerados responsables de la destruir al ambiente y de saquear los recursos naturales de las tierras ancestrales indígenas. También anunciaron su presencia a fin de año en Dinamarca, cuando los ‘grandes’ del planeta volverán a reunirse para discutir sobre el clima. La IV cumbre de los pueblos de ‘Abya Yala’ confirmó por otra parte su rechazo a los Tratados de Libre Comercio (TLC) y a cualquier forma de privatización de las tierras “que pertenecen a los pueblos milenarios y deben ser recuperadas como fuente de espiritualidad… La tierra no nos pertenece –dice en la conclusión de la declaración-, sino que nosotros pertenecemos a la tierra”.
