17 de febrero de 2013

El Separador

Por
1º DOMINGO DE CUARESMA
EV. LC 4, 1-13
17 DE FEBRERO DE 2013

El miércoles pasado empezábamos la Cuaresma con la imposición de la ceniza y la llamada a la conversión. El domingo primero de este tiempo de gracia el Evangelio nos presenta a Jesús que es tentado por el diablo. La Biblia tiene varios nombres para este personaje, pero en todos subyace el mismo cometido de su misión: el que separa, el que arranca; diablo, dia-bolus: el que divide.
El demonio –en medio de mundo que lo ignora y lo frivoliza– está más presente que nunca en los miedos, en los dramas, en las mentiras y en los vacíos del hombre postmo¬derno, aparentemente desenfadado, juguetón y divertido.
Con Jesús, como con todos, el diablo tratará de hacerle una única tentación, aunque con diversos matices: romper la comunión con el Padre Dios. Para este fin, todos los me¬dios serán aptos, desde citar la misma Biblia hasta disfrazarse de ángel de luz. Las tres ten¬taciones de Jesús son un ejemplo actualísimo: desde tu hambre, convierte las piedras en pan; desde tus aspiraciones, hazte dueño de todo; desde tu condición de hijo de Dios, pon a prueba su protección. Dicho de otro modo: el dia-bolus tratará de conducir a Jesús por un camino en el que Dios, o es banal y superfluo, o es inútil y pernicioso.
Prescindir de Dios, porque yo reduzco mis necesidades a un pan que yo mismo puedo fabricarme, cual si fuera mi propia hada mágica (1ª tentación). Prescindir de Dios, modifi¬cando su plan sobre mí, incluyendo aspiraciones de dominio que no tienen que ver con la misión que Él me confió (2ª tentación). Prescindir de Dios, banalizando su providencia, ha¬ciéndola capricho o divertimento (3ª tentación). Esto resulta actual, si vamos traduciendo, con nombres y color, cuáles son las tentaciones ¡reales! Que, a cada uno y a todos juntos, nos separan de Dios y, por tanto, de los demás. La tentación del dios-tener (en todas sus manifestaciones de preocu¬pación por el dinero, por la acumulación, por las “devociones” de lotos y azares, por el con¬sumo crudo y duro). La tentación del dios-poder (con toda la gama de pretensiones trepa¬doras, que confunden el servicio a los demás con el servirse de los demás para los propios intereses y controles). La tentación del dios-placer (con tantas, tan desdichadas y, sobre todo, tan deshumanizadoras formas de practicar el hedonismo, tratando de censurar inútil¬mente nuestra limitación y finitud).
¿Quién duda de que hay mil diablos, que nos encantan y seducen desde el chantaje de sus condiciones y, poniéndonoslo fácil y atractivo, nos separan de Dios, de los demás y de nosotros mismos? Jesús venció al diablo. La Cuaresma es un tiempo para volvernos al Señor volviendo a unir todo cuanto el tentador ha separado entre Dios y nosotros, entre nosotros y los hermanos, entre nosotros y nosotros mismos.

Fr. Jesús Sanz Montes, ofm
Arzobispo de Oviedo

25 años de asociado

25 años de asociado

Último compromiso Pozuelo julio 2019

Último compromiso Pozuelo julio 2019

Imagen en la Isla

Imagen en la Isla

MONASTERIO de OTEIZA

MONASTERIO de OTEIZA
Horarios de Eucaristías: días laborables a las 7,50 h. y Domingos y festivos a las 10,30 horas

Archivo de entradas