10 de diciembre de 2012

Día de los Derechos Humanos

Por
El 10 de diciembre celebramos la promulgación de los derechos humanos. Como cristianos no podemos dejar de pasar por alto un día como estos, sobre todo en este año en que queremos celebrar el año de la fe. El seguimiento de Cristo y nuestra adhesión al Evangelio nos lleva a una fe comprometida, encarnada, con responsabilidad social (cfr. Porta Fidei, 9). La fe da sentido a las aspiraciones, búsquedas y luchas humanas. La fe existe en lo humano y se expresa a través de su totalidad, de forma que una fe que para expresarse tuviera que negar lo humano, no sería verdadera.
La defensa de los Derechos humanos es consustancial a la Iglesia. No en vano ella es y se autodefine Sacramento de Salvación y maestra de humanidad. Teológicamente adquiere para nosotros y nosotras una fuerte connotación porque en la Biblia los derechos del pobre aparecen especialmente como derechos de Dios, en consecuencia velar por los derechos fundamentales de las personas y defenderlos contra cualquier agresión es parte de la misión constitutiva de la Iglesia, y defender al pobre es reivindicar el verdadero rostro de Dios.
Fue en 1947 cuando se reunió por primera vez la Comisión de Derechos Humanos para redactar la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Esta tarea se completó en un año y la Asamblea General aprobó el 10 de diciembre de 1948 la Declaración y desde entonces el 10 de diciembre se celebra anualmente el "Día de los derechos humanos".

NUESTRA PROPUESTA DE ORACION
PALABRA QUE ILUMINA: Escoger un texto y comentarlo:

1. Ex 3,7-12: “Dijo Dios a Moisés: He visto la aflicción de mi pueblo, he oído el clamor que le arrancan sus opresores y conozco sus angustias. Voy a bajar para librarlo. Los sacaré de este país y los llevaré a una tierra espaciosa, a una tierra que mana leche y miel. El clamor de los israelitas ha llegado hasta mí. He visto la opresión a que les someten. Ve pues; yo te envío al faraón para que saques de Egipto a mi pueblo.
Moisés dijo al Señor: ¿Quién soy yo para ir al faraón y sacar de Egipto a los israelitas? Dios le respondió: Yo estaré contigo.”

2. Jn 10,10: Pues “para que tengan vida y la tengan en abundancia”

3. Lc 4, 16-24: “El Espíritu del Señor está sobre Mi, porque El me ungió; El me envió a dar la Buena Nueva a los pobres, anunciar a los cautivos la liberación y a los ciegos vista, a poner en libertad a los oprimidos, a publicar el año de gracia del señor. Enrolló el libro, lo devolvió al ministro y se sentó; y cuantos había en la sinagoga tenían los ojos fijos en El. Entonces empezó a decirles: Hoy esta escritura se ah cumplido delante de vosotros”.

4. Sínodo de los Obispos 1971: “La misión de la Iglesia, en cuanto comunidad religiosa y jerárquica, implica la defensa y promoción de la dignidad y de los derechos fundamentales de la persona humana”.
“Si el mensaje cristiano sobre el amor y la justicia no manifiesta su eficacia en la acción por la justicia en el mundo, muy difícilmente obtendrá credibilidad entre los hombres de nuestro tiempo…Por tanto, conviene que nosotros mismos hagamos un examen sobre las maneras de actuar, las posesiones y el estilo de vida que se dan dentro de la Iglesia misma”.

5. G.S. 43: “Sabe la Iglesia que aún hoy día es mucha la distancia que se da entre el mensaje que ella anuncia y la fragilidad humana de los mensajeros a quienes está confiado el Evangelio. Dejando a un lado el juicio de la historia sobre estas deficiencias, debemos, sin embargo, tener conciencia de ellas y combatirlas con máxima energía para que no dañen a la difusión del Evangelio”:

¿Cómo resuena este texto en mí?
¿Qué me sugiere?
¿A qué me invita?

LA REALIDAD EN CUANTO A DERECHOS HUMANOS: citamos realidades que violan los derechos de las personas.
1. MALALA YOUSAFZAI, BIBI AISHA Y OMAR FIDAI.
Tres nombres propios para tres historias con un nexo común: la privación de su infancia. También son tres protagonistas de una realidad compartida por unos 61 millones de niños (más de la mitad niñas) en el mundo en desarrollo.
Entre ellos, ha sido la historia de Malala la que ha vuelto a poner ante los ojos del mundo hasta qué punto el hecho de ser un niño en determinados países supone un riesgo cuando reclamas un derecho tan básico y esencial como es el de ir al colegio. «Tengo derecho a la educación, a jugar, a cantar, a ir al mercado, a que se escuche mi voz», escribía ella misma en su blog, todo un desafío en su país, Pakistán, donde los talibanes luchan contra la escolarización.
Un tiro en la cabeza fue el modo en el que intentaron poner fin a sus demandas pero, sin embargo, con él han generado el efecto contrario: miles de niños - y adultos - se echaron a las calles bajo el lema: «Yo también soy Malala». Lo hicieron pese a ser conscientes de lo que suponía ya que lo normal es que se vean obligados a dejar la educación ya que los militantes han terminado con cerca de mil colegios desde 2006 como parte de una campaña contra la educación secular. Pese a la gravedad de su ataque, ahora Malala se recupera en Reino Unido y cuenta con un amplio respaldo internacional.

2. DAOUDA
«¡¡¡Pues, en el trabajo, porque mi jefe está discriminando a algunas personas por su raza o por su nacionalidad...!!! No solo por eso, sino él quisiera que yo haga lo mismo, es decir, me quiere enseñar a discriminar personas... porque dice que es mi jefe, le tengo que escuchar, ¡y haga lo que el diga! ¡Sí, claro! La razón que tiene es que le tengo que escuchar con atención porque es mi jefe, ¡pero eso no significa que tengo que dejar que me quiten mi voz! ¡¡¡MI VOZ ES PROPIA Y NUNCA DEJARÉ A NADIE QUE ME LA QUITA, NI MI JEFE NI A NADIE!!!
Como muchas y muchos saben, trabajo en una discoteca, de relaciones públicas. Las fiestas, los eventos que organizamos en la sala los que trabajamos, como relaciones públicas, somos los que invitamos a la gente con nuestras ofertas. Entonces, ¿qué pasó anoche? Hemos tenido entrada gratis para chicas hasta las 1h 00, y chicos entrada 14 € por 3 copas ¡hasta las 2h 00! Yo, sabiendo la oferta, desde ayer por la tarde, he decidido empezar a hacer mi trabajo por vía Whattsapp...
Desde las 00h 30 empezamos a trabajar. En seguida los clientes empezaron a venir, todos habían entrado con la oferta sin ningún problema y a las 00h 50 me llamó una amiga, que venía con sus colegas (chica española con su novio africano, dos amigos: un español un senegalés, y dos chicas españolas; en total eran 6 personas) Les he recibido, les he acompañado hasta la entrada igual como los otros clientes anteriores. El portero, nada más ver el grupo mezclado con dos personas negras ha decidido que ellos no pueden entrar con la oferta.... Le pregunto por qué. Me dijo que se lo ha dicho el jefe, que lo ha intentado y que no les dejan pasar... dijo, si no se le echa, ¡la bronca después!
Cogí el móvil y llamé a mi jefe para saber cuál es el motivo exactamente. Salió mi jefe y se bajó conmigo a la oficina. Estuvimos más de 15 minutos charlando mientras el grupo está en la puerta esperando que les dejan pasar… En la charla, eso fue lo que me dijo mi jefe: "Daouda, yo sé que trabajas muy bien, pero aquí, en nuestra ambiente, no queremos latinos, no queremos negros si son "africanos", queremos gente gris y españoles guapos.... Sus criterios no eran decirme: “Daouda, no me trae gente mala o gente que no se porta bien”, etc. sino que pide que distinga las raza o la nacionalidad a la hora de invitar a la gente, y, desde mi punto de vista, ¡me parece injusto! Así que desde anoche perdí mi trabajo. Aunque, por otra parte, me siento bien por no haber aceptado estas condiciones ¡tan injustas!
¡Ojo! No es porque quiero exagerar la situación, si no es porque me parece grave en pleno siglo XXI, ¡y esto sigue pasando en nuestra sociedad...!»

3. ABDULLAI
El sábado 10 de noviembre, Abdullai estaba vendiendo fundas de móviles cuando vio que un grupo de policías se dirigía a identificar a otros manteros. Él recogió su material y salió de allí. Fue interceptado por un policía secreta local que lo agredió físicamente y le causó una herida que requirió puntos en la cabeza. Fue trasladado al hospital, impidiendo los agentes la entrada a familiares y amigos además de negar el acceso al parte médico. Ya desde allí, fue llevado a comisaría. Teniendo en cuenta que no es el primer caso de abuso policial que sufren los senegaleses y que es el cuarto de estas características en un mes y medio, los vecinos de origen extranjero se concentraron el pasado 11 de noviembre en el lugar de la agresión para decidir conjuntamente qué hacer frente al caso de Abdullai. Allí fueron rodeados por la policía y, a pesar de los ánimos exaltados, se impuso la calma y convocaron una concentración. Acudieron unas 50 personas del colectivo senegalés, además de miembros del movimiento 15M, asociaciones pro-derechos humanos y compañeros de sindicatos.
Tras la vista, que fijó el juicio para el día 12 de noviembre a las 10:55horas, Abdullai fue puesto en libertad, pero los agentes de la Policía Nacional lo detienen nuevamente para identificarlo y lo llevan a la comisaría para iniciar un proceso de expulsión.
Las personas solidarias con Abdullai se dirigieron hasta el lugar para presionar y exigir el respeto al procedimiento legal, así como su puesta en libertad.

4. LA CAÑADA REAL (Madrid)
En la Cañada Real Galiana de Madrid, el poblado de chabolas más grande de Europa, viven 50.000vecinos con la amenaza diaria de que les derriben sus casas.
Entre ellos, en el poblado de “El Gallinero”, residen más de 600 personas de las cuales 350 son niños/as que no tienen ni agua corriente ni una vivienda digna. Se encuentran en una situación de máxima pobreza, y el único progreso alcanzado en los últimos a los ha sido la escolarización casi completa de los niños/as.
La existencia de esta realidad es un síntoma del fracaso de nuestra sociedad. Por eso nos implica y nos interpela como vecinas y vecinos de un pueblo que quiere luchar por salir adelante.
¿Cuáles son los sonidos internos que escuchamos……silencio

Le Pedimos a Dios:
SALMO 71:
Antífona cantada (a elegir por la misma comunidad)
Oh Cristo en tus manos el Padre ha puesto todo poder;
en tus manos ha puesto la justicia para la historia;
conduce a tu pueblo escogido con justicia y equidad,
y a los humildes levántalos del polvo de la tierra.

Que de los montes, de lo alto, venga la paz para tu pueblo;
que la justicia descienda hasta el último rincón de tu Reino;
que los pobres, los oprimidos, los marginados tengan pan;
que los hijos de los pobres, los sin nada, tengan techo.
Señor Jesús, desenmascara al opresor, despójalo de su poder.

Que tu reinado de paz y de justicia dure tanto como el sol;
que tu reinado de amor y libertad dure como la luna;
que la justicia y el derecho caigan como la lluvia temprana,
y que, como rocío, el que tiene empape la tierra del desdichado.

Señor Jesús, que tu plan de salvación y liberación del hombre
se haga realidad entre los que duermen en el suelo y lloran de hambre;
que tu proyecto de redención y de bienaventuranza para el débil,
se haga presente y destruya las barreras que dividen a los hombres.

Tú has prometido liberar al pobre que suplica: ¡Libéralo, Señor!
Tú has prometido liberar al desdichado y al que nadie ampara,
Tú has prometido apiadarte del débil y del indigente: ¡Apiádate!
Tú has prometido salvar la vida de los pobres:¡Sálvalos, Señor!

Se repite la Antífona cantada
Libra de la opresión a los que son manejados como bestias de carga;
libra de la violencia a los que son derribados como animal en la selva;
rescata de esa vida donde el hombre camina hacia la muerte, a los “sin derechos”,
y que su sangre no sea más derramada en el barranco o en la sierra

Señor Jesús, que haya abundancia de trigo y maíz para el que nada tiene;
que haya carne y arroz, para el que su salario no alcanza para nada;
que haya el pan y la “tortilla” de cada día en cada mesa;
y que el niño y el hombre, la mujer y el anciano coman cada jornada.

Señor Jesús haz que la justicia se haga verdad entre los pueblos;
haz que los ricos no se contente con dar al pobre migajas,
que no muera más el hombre a causa de las naciones ricas poderosas
que gastan sus dineros en cosas, siempre en cosas, de las más caras.

Que el hombre nuevo, Señor Jesús, se comprometa en la lucha por la justicia,
para que la voluntad de tu Padre se haga realidad, aún esperada;
que la paz surja de los bienes compartidos entre todos, como hermanos
y los más débiles puedan levantar con fuerza la bandera blanca.

Líbranos, Señor de la justicia y la paz, del odio y la violencia;
líbranos de gritar los derechos del hombre con rabia;
líbranos de caer en la tentación de enfrentarnos los unos con los otros;
y sembrar nuevas barreras,
y matar lo que está vivo, y seguir en la venganza.

Abre el corazón del hombre, Señor Jesús, al poner todo en común
y entre todos, como un solo pueblo, caminar de manos dadas.
Que tu Espíritu de amor y comunión entre los hombres,
nos ayude, paso a paso, a hacer un pueblo unido en la alianza

Canción y vídeo: “Somos Luz” (Macaco) Oscuridad se despide hoy ya viene el sol(sol, sol)
Clarito de luna va casi sin voz, (sol sol)
una llamita que quemara no se apagara (sol,sol)
Me guiña el ojo, me dice vien y yo alla voy
somos luz, somos luz, somos... ( la oscuridad se despide hoy)
somos luz, somos luz, somos... (somos luz...)
somos luz, somos luz, somos... (y ahi en el sol)
somos luz, somos luz, somos... (somos oye)
La claridad me dice ya voy.
La sombra me mató mi voz,
sin ella estoy muda,
se enfria, se enfria,
se enfria el calor
Necesito el sol para cantar, necesito el sol para cantar, me dice ven
Somos luz, somos luz, somos... (la oscuridad se despide hoy)
somos luz, somos, luz, somos... (somos luz)
somos luz, somos luz, somos... (aki en el sol)
somos luz,somos luz,somos somos oye
Se despide hoy, se despide hoy como la Luz no pienses tomalalala y vences, tomala y vences (x2)
tomalalaaa tomalalaa la luz, tomalalalala tu luz
somos luz, somos luz, somos... (somos luz)
somos luz, somos luz, somos...
somos luz, somos luz, somos...

O Tambien esta canción:
“Yo vengo a ofrecer mi corazón” (Fito Páez)
¿Quién dijo que todo esta perdido?
Yo vengo a ofrecer mi corazón.
Tanta sangre que se llevo el río,
yo vengo a ofrecer mi corazón.
No será tan fácil, ya sé que pasa,
no será tan simple como pensaba,
como abrir el pecho y sacar el alma,
una cuchillada del amor.
Luna de los pobres siempre abierta,
yo vengo a ofrecer mi corazón.
Como un documento inalterable,
yo vengo a ofrecer mi corazón
Y uniré las puntas de un mismo lazo,
y me iré tranquilo, me iré despacio,
y te daré todo y me darás algo,
algo que me alivie un poco más.
Cuando no haya nadie cerca o lejos,
yo vengo a ofrecer mi corazón.
Cuando los satélites no alcancen,
yo vengo a ofrecer mi corazón.
Y hablo de países y de esperanza,
hablo por la vida, hablo por la nada,
hablo de cambiar esta nuestra casa,
de cambiarla por cambiarla no más.
¿Quién dijo que todo esta perdido?
Yo vengo a ofrecer mi corazón

ORACION FINAL:
Dios, Padre y madre, tu eres el autor de la vida, abre nuestros corazones con tu Espíritu para que nos reconozcamos como hermanos y por lo mismo sujetos de todos los derechos propios de cada ser humano.
Enséñanos a valorar a quienes llamados por ti, son creados a imagen tuya, para que te adoremos en el respeto de su vida, en todas sus manifestaciones y podamos reconocerte a ti en ellos y entre todos hagamos de este mundo un mundo mejor, un mundo más habitable, más fraterno, más humano.
Por nuestro Señor Jesucristo…

FINAL: Leído entre todos/as
Sostenidos por la fe,
Comprometidos en la defensa de los derechos humanos,
Aguardamos “Unos cielos nuevos y una tierra nueva en los que habite la justicia” (Cf. 2 Pe. 3, 13; Ap. 21, 1)

8 de diciembre de 2012

Retiro de Adviento

Por
SILENCIO, NOVEDAD Y ASOMBRO EN LA HUMILDE FAMILIA DE NAZARET

María Nely Vásquez Pérez, SAFA


Introducción

El adviento irrumpe con fuerza en nuestra vida con una gran inquietud que nace de lo más profundo de nuestro corazón: el deseo de mantenernos vigilantes y atentos a un Dios que siempre nos sorprende y nos desborda con la novedad de su palabra.
El activismo, la rutina, la superficialidad, los ruidos externos e internos, el racionalismo hermético, la desconfianza, los miedos... paralizan nuestra vida y no dejan espacio para el silencio que nos lleva a ir más allá de nosotros mismos y a encontrarnos con el Misterio que nos invade, trasciende y no deja nunca de asombrarnos. El adviento consciente de esta realidad tan nuestra, hecha de deseo, llega como novedad que intenta abrir los oídos del corazón, para dejar un espacio y lugar a lo que es más grande que nosotros.
¿Qué sucede en nuestra vida cuando nos llega un anuncio que nos desborda y no lo esperamos? ¿Qué hacemos cuando no lo podemos entender? ¿Somos capaces de permanecer en el silencio cuando la espera se hace larga y tensa? ¿Dejamos libertad a Dios para que, en su libertad, entre o no entre en nuestros esquemas? ¿Soy capaz de asombrarme ante situaciones que tocan mi corazón y llenan de sentido a mi existencia? ¿Cabe en mi situación actual algún margen para la novedad? ¿Qué novedad? Algunas preguntas que nos permiten darnos algunas pistas por dónde queremos avanzar en este tiempo de adviento.

Dejemos que hablen los protagonistas
En este retiro queremos contemplar a los protagonistas que vivenciaron aquel acontecimiento: José, María, Jesús. Ellos, en medio de la duda, fragilidad y pobreza, fueron capaces de dar un “Sí” confiado y total al proyecto de Dios. En su vulnerabilidad y humanidad, incluso en su duda, podemos vernos reflejados. Dejémonos que ellos nos revelen y contagien las claves de su silencio, novedad, asombro de lo que vieron, sintieron, palparon acerca del Misterio hecho carne.
1. El silencio confiado de José (Mt 1,18-25)
¿Cómo reacciona José ante la sorpresa del embarazo de María? El texto nos dice que su primera reacción fue repudiarla en privado pues no quiere difamarla ni hacerle daño: piensa que es mejor resolver las cosas en secreto. Así lo tenía planeado. ¿Qué pasa cuando el ángel del Señor se le aparece en su sueños y le dice que todo esto que está pasando es obra del proyecto salvífico de Dios? Mas aún, “cuando José despertó hizo lo que el ángel del Señor le había mandado”. En el caso de este anuncio, no hay diálogo con el ángel. No hay argumentos para convencer, ni objeciones con qué replicar. Sólo hay silencio de Dios y silencio en José. El silencio frágil de José ha entrado en un Silencio grande y fiel de Dios. Lo ha hecho sin palabras. El silencio de Dios habita en el ser de José y por eso es capaz de dar una respuesta confiada.
La confianza de José es una confianza callada; son sus gestos y actitudes los que hablan, las palabras sobran. Ahora decide acoger a María como su esposa porque su misión es colaborar con el proyecto de Dios, desde el silencio y sin protagonismos. Actitud poco habitual en nuestra época. José nos enseña que una obediencia confiada es mucho más que una mil argumentos y razonamientos que buscamos para salir con nuestros planes y proyectos.

* ¿Qué silencios me pueden ayudar en este adviento para dar una respuesta confiada y fiel al Señor que me está cambiando los planes?
* ¿Cómo cuidar el silencio, la soledad que me abre a Dios de una manera diferente?
* ¿Qué realidades estoy viviendo que me mueven a reaccionar como José, en una obediencia callada y confiada?

2. La novedad del anuncio suscita una respuesta: “Hágase en mí según tu palabra” (Lc 1,26-38)
De todas las muchachas de Nazaret, Dios se dirigió de un modo particular a María, una jovencita de catorce años. María no tiene idea del anuncio que Dios le va a pedir: a esa edad lo normal es que Dios deje en libertad para elegir su opción de vida ¿Por qué cuestionamos la singularidad con la que Dios nos trata? ¿Por qué nos empeñamos tanto en sacar a toda fuerza nuestros propios planes y proyectos? ¿Acaso no es capaz de hacer lo que él quiere con nuestras vidas cuando le decimos que queremos hacer su voluntad?
A diferencia de José, que se abandona en silencio al plan de Dios, María pregunta por el significado de las palabras que el ángel le transmite: ¿cómo será todo esto posible? ¿Qué hacemos cuando no entendemos algún mensaje, misión, cambio de plan… que nos llega de sorpresa? La tentación más grande es buscar razonamientos o refugiarnos en nuestros miedos. Sin embargo, María decide entrar en silencio y soledad delante de Dios, soledad ante José, soledad ante su propia gente. Se expone a la sospecha y qué dirán de todos. Tampoco busca la opinión de psicólogos/as, directores espirituales, amigos/as. Ella cree que vaciando su corazón, “Sólo Dios” puede habitarle, sostenerle. En esa soledad habitada, acoge la palabra como novedad, asombro, que suscita en ella una respuesta inmediata: “He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra”. El silencio habitado de María le hace pronunciar su propia palabra, una palabra de calidad. De esa soledad brota sorprendentemente una solidaridad eficaz, entrañable, distinta y más honda: “Inmediatamente se puso en camino y fue a visitar a Isabel. Su reacción de asombro lo expresa cantando humildemente el Magnifícat.

* ¿Estoy abierta a que la novedad de la Palabra pueda suscitar en mí un cambio de rumbo en mi vida, una respuesta diferente?
* ¿Dónde busco sostenerme en momentos de desconcierto, duda, vacío?

3. Los pastores se llenaron de asombro al ver al niño acostado en un pesebre (Lc 2,8-20)
Y Dios nos sigue sorprendiendo y desconcertando... La Palabra dirigida a José, María, se hace carne, toma rostro humano, se aproxima a nosotros, suscitando admiración y asombro. Imaginémonos las miradas radiantes de los presentes que rodean el pesebre. Todos contemplan el Misterio lleno de ternura y bondad. La gracia de Jesús irradia belleza y bondad, no hay palabras, hay silencio en la noche de paz, noche de amor. Se oye la brisa del viento y el crepitar de los grillos en la noche silenciosa y oculta. El Misterio habla, todo queda en suspenso, sólo hay contemplación. La noche se ilumina porque nace la vida. Todo está bañado por la gracia y resplandor de luz que brota desde el pesebre donde reposa el niño. La claridad irradia la noche, el Misterio se deja ver, sentir, tocar. En medio de la oscuridad resplandece la vida. Los pastores están llenos de asombro al ver al niño. Sus ojos se mantienen inmóviles ante el misterio. María en silencio guarda todas estas cosas en su corazón (Lc 2,1-19).
La creación está en armonía porque la paz de Dios inunda la tierra. El niño revela la gloria de Dios. No es la gloria de un rey poderoso, ni de un rey fuerte. Es la gloria de un Dios que se hace niño, que revela inocencia, bondad y ternura. La Luz brilla en Jesús y se hace evidente por sí misma. El cielo canta: “Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres y mujeres en quiénes él se complace”. Es el gozo de gloria de Dios que acontece en la vida de los hombres y mujeres, suscitando silencio, novedad, asombro.

* ¿Qué es lo que hace luminosa mi vida y qué es lo que la oscurece?
* ¿Soy capaz de creer, asombrarme, que la liberación me llega a través de la fragilidad y vulnerabilidad de un niño?

7 de diciembre de 2012

Testimonio de las Contemplativas

Por
La Vigilia de La Inmaculada se celebra con gran solemnidad.
Un grupo del equipo preparatorio de una parroquia, nos han pedido a las contemplativas que les enviemos un testimonio de nuestra vida, de toda vida contemplativa y queremos compartirlo con toda la Familia. Dicho testimonio, servirá como introducción al primer misterio del rosario: La Resurrección del Señor.

Testimonio de las Contemplativas
La contemplación del rostro de Cristo no puede reducirse a su imagen de crucificado. ¡Él es el Resucitado! Los misterios gloriosos alimentan en los creyentes la esperanza del cielo, hacia el cual se encaminan como miembros del pueblo de Dios peregrino en la Historia. Esto nos impulsa necesariamente a dar un testimonio valiente de aquel gozoso anuncio que da sentido a toda nuestra vida. Porque quien ha “visto” ha Cristo Resucitado, se llena de alegría y recibe la capacidad de anunciarlo gozosamente a los demás.
Desde nuestra vocación contemplativa en la Iglesia, vida de fe, esperanza y amor, corremos al encuentro del Señor Resucitado para anunciarlo a todos los hombres y mujeres con el grito silencioso de una oración incesante en intercesión permanente por el mundo entero. Nos sabemos llamadas y urgidas a dar la vida, como María mujer de fe, en la profunda y serena alegría de pertenecer a Dios totalmente, conscientes, también como Ella, de la pobreza que tenemos, pero igualmente sostenidas por el don que recibimos. Llevamos este tesoro en vasijas de barro; el Amor divino acontece en nuestra fragilidad.
La contemplación del rostro de Cristo nos mantiene en adoración continua para ser transparencia de su Amor no sólo en los momentos de oración, sino también en el trabajo diario. Nuestras comunidades también acogen con sencillez y discreción a cuantos buscan al Señor en el silencio. Como nos decía Juan Pablo II, nuestros monasterios son comunidades de oración en medio de las comunidades cristianas a las que prestan apoyo, aliento y esperanza. Experimentamos constantemente en la fe, la fecundidad de nuestras vidas. Nuestros hermanos, los hombres y mujeres, sabiéndolo o no, tienen hambre y sed de Dios. Lo constatamos en todos aquellos que se acercan a nuestros Monasterios. En esta Vigilia de la Inmaculada, compartimos con todos vosotros uno de los muchos testimonios que recibimos de ellos: “…a partir de ahora mi vida se divide en dos: antes de estar en el Monasterio y conoceros, y después de ello. Por eso quiero expresar mi profunda gratitud a Dios y a vosotras comunidad orante…”
Como en María, Dios hace maravillas en cada uno de nosotros. La fiesta de la Inmaculada, dentro de la dinámica del Adviento, nos dice que lo realizado en María por pura gracia de Dios, es el plan de Dios en cada uno de nosotros. En Ella lo hizo desde el principio, en nosotros desde el bautismo. En María, victoriosamente, pero no sin dolor y con pruebas; en nosotros mediante un proceso de conversión.
María, desde el silencio de la fe, mora en Dios y se convierte en morada de Dios, en Madre de Dios. Es presencia humilde, toda ella es escucha, acogida plena al plan de Dios y desde esta apertura puede decir en abandono confiado: “Aquí está la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”. Como María, nuestra vida está escondida en Dios por el recogimiento y la oración, es una vida de inmolación por la práctica de la obediencia, de la renuncia a nosotras mismas y de un celo lleno de ardor por la salvación del prójimo.
Ante el gran reto de la nueva evangelización, como miembros de un Cuerpo vivo, nos sentimos responsables de la suerte de tantos cristianos que han perdido la fe, y de tantos hombres y mujeres que no creen. Poderoso es Dios para hacer resplandecer la gloria de Cristo resucitado en el rostro de la Iglesia orante, y convertirla en un signo elocuente de su presencia en el mundo, así como de su amor personal por cada ser humano. “Porque para Dios nada hay imposible”.

6 de diciembre de 2012

EL EVANGELIO COMO NUEVO COMIENZO

Por
"El Concilio Vaticano II nos ha recordado que, a lo largo de los siglos, el Evangelio es en todas las épocas el que hace vivir a la Iglesia. Estas son sus palabras: "El Evangelio es, en todo tiempo, el principio de toda vida para la Iglesia" (Lumen Gentiumn 20). La fe no puede nacer ni ser transmitida sin la presencia viva del Evangelio. Hemos de creer más en su fuerza regeneradora. Nada puede revitalizar hoy la fe de los cristianos tanto como la experiencia directa e inmediata del Evangelio.
Hemos de entender y configurar la comunidad cristiana como un lugar donde se acoge el Evangelio de Jesús. Un lugar humilde y frágil en estos momentos, pero un lugar donde se cuida, antes que nada, la acogida del Evangelio. Hemos de instaurar tiempos y espacios para recorrer juntos los relatos evangélicos. Reunir a los creyentes, a los menos creyentes, a los poco creyentes e incluso a los increyentes en torno al Evangelio de Jesús. Darle al Evangelio la oportunidad de que despliegue su frescura y su fuerza salvadora penetrando en nuestras vidas con sus problemas, crisis, miedos y esperanzas. Crear las condiciones para que el Evangelio irrumpa en nuestras comunidades.
Hemos de captar bien que los evangelios son relatos de conversión. No solo narran el camino abierto por Jesús, sino que lo hacen para engendrar fe en Jesucristo. Son relatos que invitan a entrar en un proceso de cambio, de mutación de identidad, de seguimiento del reino de Dios. En esa actitud de conversión los hemos de leer, meditar y compartir en las comunidades crisitianas.
El contacto con el Evangelio puede ser así el comienzo de una nueva identidad cristiana. Jesús, narrado en los evangelios, nos enseña a vivir la fe, no por obligación, sino por atracción. Nos hace vivir la vida cristiana, no como un deber, sino como discípulos y seguidores seducidos por él. Al contacto con su Evangelio aprendemos su estilo de vivir y descubrimos formas más humanas y evangélicas de pensar, vivir, celebrar y contagiar nuestra fe. Con los ojos fijos en Jesús podemos caminar en los años venideros hacia un nivel nuevo de existencia cristiana más inspirada en él y mejor motivada para servir a su proyecto del Reino de Dios"
J. Antonio Pagola

5 de diciembre de 2012

Fallece Mª Luz Valero

Por
Desde el Comité Nacional de Asociados Laicos, queremos comunicaros la muerte de la Asociada Laica del grupo 1 de Málaga Mª Luz Valero. Nos unimos en oración a todos sus familiares, seguros de que ya está gozando del amor y la presencia plena del Padre.

2 de diciembre de 2012

Indignación y esperanza

Por
2 de diciembre de 2012
1 Adviento (C)
Lucas 21,25-28. 34-36

Una convicción indestructible sostiene desde sus inicios la fe de los seguidores de Jesús: alentada por Dios, la historia humana se encamina hacia su liberación definitiva. Las contradicciones insoportables del ser humano y los horrores que se cometen en todas las épocas no han de destruir nuestra esperanza.
Este mundo que nos sostiene no es definitivo. Un día la creación entera dará "signos" de que ha llegado a su final para dar paso a una vida nueva y liberada que ninguno de nosotros puede imaginar ni comprender.
Los evangelios recogen el recuerdo de una reflexión de Jesús sobre este final de los tiempos. Paradójicamente, su atención no se concentra en los "acontecimientos cósmicos" que se puedan producir en aquel momento. Su principal objetivo es proponer a sus seguidores un estilo de vivir con lucidez ante ese horizonte.
El final de la historia no es el caos, la destrucción de la vida, la muerte total. Lentamente, en medio de luces y tinieblas, escuchando las llamadas de nuestro corazón o desoyendo lo mejor que hay en nosotros, vamos caminando hacia el misterio último de la realidad que los creyentes llamamos "Dios".
No hemos de vivir atrapados por el miedo o la ansiedad. El "último día" no es un día de ira y de venganza, sino de liberación. Lucas resume el pensamiento de Jesús con estas palabras admirables: "Levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación". Solo entonces conoceremos de verdad cómo ama Dios al mundo.
Hemos de reavivar nuestra confianza, levantar el ánimo y despertar la esperanza. Un día los poderes financieros se hundirán. La insensatez de los poderosos se acabará. Las víctimas de tantas guerras, crímenes y genocidios conocerán la vida. Nuestros esfuerzos por un mundo más humano no se perderán para siempre.
Jesús se esfuerza por sacudir las conciencias de sus seguidores. "Tened cuidado: que no se os embote la mente". No viváis como imbéciles. No os dejéis arrastrar por la frivolidad y los excesos. Mantened viva la indignación. "Estad siempre despiertos". No os relajéis. Vivid con lucidez y responsabilidad. No os canséis. Mantened siempre la tensión.
¿Cómo estamos viviendo estos tiempos difíciles para casi todos, angustiosos para muchos, y crueles para quienes se hunden en la impotencia? ¿Estamos despiertos? ¿Vivimos dormidos? Desde las comunidades cristianas hemos de alentar la indignación y la esperanza. Y solo hay un camino: estar junto a los que se están quedando sin nada, hundidos en la desesperanza, la rabia y la humillación.

José Antonio Pagola

Cuando el otoño tiene rostro anciano

Por
CARTA SEMANAL DEL ARZOBISPO DE OVIEDO. 25 DE NOVIEMBRE DE 2012
Son días de neblinas mañaneras que llegando la tarde se antojan para dar un paseo, como dice el refrán. El otoño es una estación del año que nos recoge en los adentros, nos eriza con nostalgia los recuerdos, y nos permite saber y saborear las cosas verdaderamente importantes de nuestra vida. Sin duda que tiene magia mágica ver nuestros bosques y parques tan desnudos de hojas que se nos alfombran, y tan vitales en el secreto escondido de sus mejores raíces.
La vida humana tiene también sus estaciones cada año, pero diría más: la vida sabe de estaciones a lo largo de su biografía. El pequeñín que nace, el joven que crece, el adulto que va haciendo síntesis, el anciano que se recoge. Toda una historia llena de fechas, de nombres, de circunstancias que han ido poniendo lo más hermoso y noble, así como no faltan tampoco las cosas tristes y olvidadizas.
Hace unos días, Benedicto XVI ha visitado una casa de ancianos. El gesto ha sido precioso, sus palabras amables y llenas de sabiduría. Pero sobre todo, me ha impresionado que haya querido presentarse ante ellos como un anciano más, sin ser un anciano cualquiera. El gesto y las palabras cobraban así un tono de confidencia, casi de complicidad. No hablaba el Papa de prestado, como quien sale al paso de algo que no le afecta. Hablaba Benedicto XVI de algo que también le corresponde. Vale la pena leer lo que a aquellos ancianos les ha dicho dejando un precioso testimonio de cómo él ve y vive esa misma condición desde una actitud cristiana.
Decía así el Papa: «Vengo como Obispo de Roma, pero también como anciano que visita a sus coetáneos. Es superfluo decir que conozco bien las dificultades, los problemas y los límites de esta edad, y sé que para muchos estas dificultades están agravadas por la crisis económica. A veces, a una cierta edad, uno se vuelve al pasado añorando cuando se era joven, se gozaba de energías frescas y se hacían proyectos para el futuro. De este modo, la mirada puede llenarse de tristeza considerando esta fase de la vida como el tiempo del atardecer. Pero esta mañana, dirigiéndome idealmente a todos los ancianos, aún siendo consciente de las dificultades que nuestra edad comporta, quisiera deciros con profunda convicción: ¡es bello ser ancianos! A cada edad es necesario saber descubrir la presencia y la bendición del Señor, y las riquezas que conlleva. No debemos aprisionarnos en la tristeza. Hemos recibido el don de una vida larga. Vivir es bello también a nuestra edad, a pesar de algunos achaques y alguna limitación. En nuestro rostro esté siempre no la tristeza, sino la alegría de sentirnos amados por Dios. No olvidéis que entre los recursos preciosos que tenéis está ese esencial que es la oración: convertíos en intercesores ante Dios, rezando con fe y constancia. Rezad por la Iglesia, también por mí, por las necesidades del mundo, por los pobres, y para que en el mundo no haya más violencia. La oración de los ancianos puede proteger el mundo. Sentíos amados por Dios y sabed llevar a nuestra sociedad, tantas veces individualista y pragmatista, un rayo de amor de Dios. Y Dios estará siempre con vosotros y con cuantos os sostienen con su ayuda y afecto».
Al final de la vida, en ese otoño de la existencia, seremos examinados sobre el amor. Pero si ese es el examen final, tenemos un examen parcial todos los días, en el atardecer de cada jornada que Dios nos da. Ojalá que sepamos salir airosos con fe, amor y esperanza. Es el otoño cotidiano que llena de ternura y paz nuestras entrañas.

Fr. Jesús Sanz Montes, ofm
Arzobispo de Oviedo

Domingo 1º Adviento

Por
2-12-2012
Monasterio de la Sagrada Familia, Oteiza de Berrioplano
Ramón Sánchez-Lumbier

Oyentes de la Palabra de Dios, creyentes en Jesucristo, avivamos la esperanza. “¡El Señor está cerca!”. Intuimos, sí, el clamor oculto de la creación y el ansia con que patriarcas y profetas esperaron la llegada del Mesías.
Dios es el único que colma verdaderamente la ardiente esperanza. En Jesús de Nazaret se han cumplido las promesas. Él es la mejor garantía de la fidelidad de Dios con toda la humanidad: “Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Unigénito, para que todo el que cree en él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él… Este es el juicio: que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron la tiniebla a la luz, porque sus obras eran malas.” (Jn 3, 16-19)
La historia, entre logros y fracasos, supo realmente de sueños y trabajos por un futuro mejor. Cada uno de nosotros también tiene los suyos, mil interrogantes incluidos. No somos ilusos. Abandonar la fe en Dios, lejos de alumbrar una mejor humanidad, parece dejar a sus protagonistas sin puntos válidos de segura y eficaz referencia. ¿A dónde camina nuestra sociedad? ¿Qué “nuevo” mundo está surgiendo?
Lo que, ahora también, parece imposible se hizo realidad decisiva e incipiente en Jesucristo. Creer en él es tener ya “vida eterna”. Y, por él, podemos creer en el ser humano como lo quiere Dios. La fe en Jesús nos lleva a una paciente y serena convicción: aunque todavía no convivamos en libertad verdadera, en compartir solidario, a plena luz, en justicia y en paz, sabemos que sólo Dios puede darnos vida eterna y feliz. Nos corresponde velar en oración confiada y movernos en el amor de los hijos. Mientras esperamos la manifestación gloriosa del Reino de Dios, nuestro quehacer deberá tener el señorío de la Palabra de Dios. Atentos a discernir los signos de los tiempos, el Espíritu Santo nos impulsará a colaborar en la mejora del mundo.
La salvación es don y tarea. Antes que nada -ayer, hoy y mañana- obra de Dios. Él cuenta también con nosotros y nos enseña el camino. La salvación “se hace”, no desde la cumbre de la prepotencia sino con servicios generosos, aunque sencillos y ocultos. “Se hace” la salvación desde la propia entrega, en amor fiel que, no lo olvidemos, será “crucificado”. “Se hace” la salvación sólo por Jesucristo y por nuestra agraciada y creciente configuración con él. En “el año de la fe”, regalo de Dios, el mismo don de la fe nos emplaza, como Iglesia, a luchar contra el pecado y todo mal, sea cual sea su figura: idolatría, insolidaridad, corrupción, mentira, manipulación, afán consumista, poder aplastante, vulgaridad, indiferencia, egoísmo… Cada uno tiene que estar preparado y luchar en su “mundo”, según la vocación y los dones recibidos.
La Palabra de Dios ilumina y nutre nuestra vida: Jeremías exhorta a velar confiados porque el Señor cumplirá sus promesas: “suscitaré a David un vástago legítimo, que hará justicia y derecho en la tierra” (cf. 1ª lect.). El salmo nos mueve a levantar el ánimo ante el Señor, “bueno y recto”, pidiéndole nos instruya a los pecadores “en sus sendas” que son “misericordia y lealtad”: “haz que camine con lealtad; enséñame porque tú eres mi Dios y Salvador”. Sí, “a ti, Señor, levanto mi alma”. El Evangelio, Buena noticia siempre, es hoy un clamor: “se acerca vuestra liberación”, “manteneos en pie ante el Hijo del hombre”. ¿Por qué temer, hermanas y amigos? “Tened cuidado”, eso sí. Que nada nos haga perder la cabeza, que nadie endurezca el corazón ni se desvíe en el camino de la fe.
Preparemos, pues, la venida del Señor compartiendo el apasionado deseo del Apóstol: “Que el Señor os colme y os haga rebosar de amor mutuo y de amor a todos… Y que así os fortalezca interiormente; para que, cuando Jesús nuestro Señor vuelva acompañado de sus santos, os presentéis santos e irreprensibles ante Dios nuestro Padre” (cf. 2ª lect.). Fortalecidos interiormente. Somos hermanos en Jesucristo. Su Espíritu da a nuestras vidas hondura y sentido pleno, las puede hacer “rebosar de amor mutuo y de amor a todos”. Por ello, en la familia de los hijos de Dios, no podemos abdicar de la responsabilidad de la santa esperanza. El mundo la necesita y, si lo conociera en verdad, desearía creer en el Dios Vivo, el Dios de la Vida, del Amor y de la Paz.
Hermanas y amigos: para iluminar “desde fuera” y para fortalecer “interiormente” la esperanza, miremos a María, Virgen y Madre. Aprendamos de ella a orar desde el corazón, acariciando la Palabra de Dios. Que se nos haga “entraña”, que nos vaya transformando día a día. Hoy somos Iglesia expectante y orante, Iglesia en nuevo Adviento. Desde nuestra pobreza y vacío, desde el trabajo paciente. Abiertos a las promesas más generosas y eficaces, con vivos deseos de plenitud. A pesar de los que aplastan al pobre y marginan a los necesitados, a pesar de los falsos “pastores” que descarrían a sus pueblos, falsos agoreros y profetas de calamidades, ¡atrévete a esperar! Todo es posible al que cree. Estamos en camino. Unidos en la fe y el amor, esperamos al Señor, Mesías prometido y Salvador del mundo. Y le suplicamos: "¡Ven, Señor Jesús!".

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